Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de febrero de 2014

Almorranas

D.Juan de Austria como se sabe era hijo bastardo de Carlos I y Bárbara Blomberg y aunque se hizo muy famoso por la batalla de Lepanto, su hermanastro el entonces rey Felipe II le tenia muy vigilado porque temía que se proclamase rey, incluso le prohibió nombrarse tal en sendas ocasiones, como por ejemplo cuando planteo a su hermanastro el casarse con María I Estuardo para así acceder al reinado de Inglaterra a lo que éste le hizo renunciar.

El caso es que Felipe II lo estuvo enviando de aquí para allá en todos lo frentes en lo que España se hallaba inmersa, hasta que según se cuenta cuando sitiaba Namur en los Países Bajos contrajo la tifus y falleció no sin antes nombrar a su sobrino Alejandro Farnesio como sucesor.

No obstante según describe en su Cirugía, Daza Chacón, D. Juan de Austria murió de unas almorranas, veamos: 

"Este remedio de las sanguijuelas es muy mejor y más seguro que el rajarlas ni abrirlas con lanceta, porque de rajarlas algunas veces se vienen a hacer llagas muy corrosivas, y de abrirlas con lanceta lo más común es quedar con fístulas y alguna vez es causa de repentina muerte; como acaeció al serenísimo don Juan de Austria, el cual, después de tantas victorias (principalmente la batalla naval, cosa nunca vista, ni aún oída en todos los tiempos pasados) vino a morir miserablemente a manos de médicos y cirujanos, porque consultaron (y muy mal) darle una lancetada en una almorrana, y proponiéndole el caso, respondió: Aquí estoy, haced lo que quisiéredes. Diéronle la lancetada, y sucedióle luego un flujo de sangre tan bravo que con hacerle todos los remedios posibles, dentro de cuatro horas dio el alma a su Criador; cosa digna de llorar y de gran lástima. Dios se lo perdone a quien fue la causa.... Si yo hubiera estado en su servicio, no se hiciera un yerro tan grande como se hizo."

Lo que esta claro es que nunca se sabrá si D. Juan de Austria fue eliminado por orden de su hermanastro o realmente fue una terrible cagada de los galenos que rodeaban a los nobles en aquella época.

lunes, 20 de enero de 2014

María de Castilla, reina de Aragón

Acta de defunción de Doña María de Castilla, esposa de Alfonso V de Aragón, fallecida en Valencia el día 4 de Septiembre de 1458:

"¿Digau vosaltres, senyors testimonis e metxes de sus dits, conexeu que la dita senyora reina Dª. Maria, que ha jau sia morta?. E de present los dits metjes, presents e asistents tots los sus dits testimonis, acostarense a la dita senyora jaent en lo dit llit, e lo dit mestre Grabriel Garcia, posa una candela ensesa, en dret e molt prop de la boca de la reyna e tench per una estoneta la dita senyora no alená gens segons por la llum de la dita candela se mostrava. E mes, lo dit mestre Gabriel posá sobre lo cor e vendrell de la dita senyora, un got de vidre ple d'aygua, e tench loi per un altra estoneta, e tant com hi stech lo dit got, nil aygua de aquell no feu moviment, e tots los dits metxes e tots los dits testimonis de sus nomenats, e asistens e molts altres, aixi doncelles, senyores com altres persones e companyes, tots a una veu a ab llágrimes, e plors digueren e respongueren alt dits mayordom e thesorer, que veritat es que la dita senyora reine, muller e relicta del molt alt senyor don Alfonso rey Daragó e de los dos Sicilies, era o es morta, e pasada de esta present vida, segons tots era notori, e los dits metxes digueren, que los dits senyals de la candela, ensesa prop la boca, e lo got ple daygua sobre lo cor o vendrel, per orde de medicina, e practica de metxes segons, que de sus stat fet, eran, e son senyals de la persona morta."


Escudo de armas de la reina de Aragón

domingo, 2 de septiembre de 2012

Monja alférez

Anónimo, atribuido a Juan van der Hamen 1626
Catalina de Erauso, nació en San Sebastian el año 1595, hija de familia hidalga y pobre, por lo cual a los 4 años fue recluida en un convento, refugio para muchachas sin dote  y de familia que no consideraba digno el trabajo, según costumbre de la época.

A los 15 años huyó del convento que consideraba una prisión, disfrazada de muchacho entrando al servicio de don Francisco de Cárdenas, amigo de su padre el señor de Erauso, presentándose como sobrino de éste.

Un día su padre visito a su amigo y Catalina temiendo que la reconociera y la enviara otra vez al convento, huyo a Valladolid, donde tras mil peripecias apareció en Sevilla donde se enroló como soldado en las compañias que iban a América con el nombre de Alonso Díaz y Ramírez de Guzmán.

Con tan mala suerte que el barco en que viajaba se hundió frente a las costas de América, salvándose junto con el cofre que contenía los sueldos de la tripulación.

Un tendero de la población de Paita, la acogió viendo que sabia leer y escribir, encargándole la contablidad del negocio.

Al tiempo sucedió que en una riña en la tienda hirió a uno de los clientes, por lo que fue detenida, por suerte la hermana del herido, que más o menos estaba enamorada de él, creyéndola hombre, le ayudo a huir.

Huyo en una barca con la suerte que en alta mar un galeón la recogió desembarcandola poco después en otra población, alejada de Paita, donde la justicia la reclamaba.

Buscándose la vida se enroló como soldado, quiso la casualidad que la compañía estaba mandada por su hermano, Miguel de Erauso, y que este parece ser que no la reconoció.

En una de las salidas la compañía fue objeto de una emboscada por parte de los indios en la que el alférez que llevaba la bandera cayó muerto, por lo que Catalina/Alonso recogiendola del suelo peleo abrazada a ella hasta que el ataque fue rechazado.

Por este hecho fue nombrada alférez portaestandarte de los ejércitos de España y de las Indias.

En una de tantas riñas callejeras del Nuevo Mundo, junto a un compañero cruzó espadas contra 4 espadachines, venció, aunque fue herida, refugiandose en un convento de frailes, pero temiendo que descubrieran que era una mujer, huyo, escondiéndose en casa de una joven llamada Juana de Valcárcel, la madre de ésta encantada con el que creía un apuesto alférez le propuso que se matrimoniara con su hija, no pudiendo esconder más su sexo, se escapó de la casa con lo que no tardó en ser detenida, a causa de la pelea, y condenada a muerte.

La suerte le sonrió, porque en el cadalso y con la soga al cuello, el presidente de La Plata mandó detener la ejecución, salvándole la vida, parece ser que a ruegos de la viuda de Valcárcel y su hija, que aún soñaba con matrimoniar con aquel apuesto joven.

Una vez puesta en libertad se las ingenió para darle esquinazo a todos, por lo que volvió a huir, esta vez hacia La Paz.

Una vez allí, nada mas llegar como quien dice, ya estaba metida en otro fregado, al parecer la esposa del corregidor de dicha ciudad le pidió ayuda contra su esposo que la tenía por adúltera, al parecer tenia la espada floja y se metía en líos sin pensar en nada más.

Con razón o sin razón, desenvainó otra vez la espada en defensa de una dama y, además contra la autoridad y según cuenta, huyó perseguida a trabucazos hasta Cuzco donde fue herida de gravedad, buscando refugio en el palacio episcopal donde gritando pidió:

¿Auxilio! ¿Imploro la protección del señor obispo!.

Cayendo desmayada, y con las curas se descubrió su verdadero sexo, por lo que el obispo le pidió explicaciones de su vida y no sabiendo como actuar la envió a España con una carta para el rey.

Cuando Felipe IV leyó la carta del obispo, quiso conocerla, mandándola llamar a su presencia, cosa que hizo, pero, presentándose como alférez portaestandarte de los Ejercitos de España e Indias.

Al rey le impresiono esta presentación declarando que ojala en España hubieran soldados tan valientes como ella, en cuanto a la petición de volver al servicio de la corona y seguir vistiendo de hombre le contestó que a él no le correspondía tal decisión, pues, solo el papa podía darle el permiso correspondiente.

Partió pues a Roma donde Urbano VIII, a recomendación del rey le concedió autorización para vestir de hombre.

Paso mes y medio en Roma, de allí fue a Nápoles, y según cuenta ella misma:

"En Nápoles, un día, paseándome en el muelle, reparé en las risotadas de dos damiselas que parlaban con dos mozos. Me miraban, y mirándolas, me dijo una: «Señora Catalina, ¿adónde se camina?» Respondí: «Señoras putas a darles a ustedes cien pescozones y cien cuchilladas a quien las quiera defender.» Callaron y se fueron de allí".

Una vez conseguido esto, volvió a embarcarse hacia América con el nombre de Antonio de Erauso, a partir de aquí se pierde en la historia, creyéndose que murió en el naufragio del barco que la llevaba de vuelta a América o en una riña callejera.

Pero, lo cierto es que en Nueva España se dedicó a la arriería, y en 1650, en el camino de Veracruz, enfermó y murió.

La vida de esta mujer parece inverosímil aunque parece rigurosamente cierta, aunque algunos eruditos consideran que la "Historia de la monja alférez" escrita por ella mima es apócrifa, ya que se publicó en 1829.

En sus memorias confiesa alguna aventura lésbica, como cuando una ventera la sorprende "andándole a la hija entre las piernas".

Si queréis leer su vida de su propia mano, aquí.

viernes, 31 de agosto de 2012

Prostitución IV




En la Edad Media, los prostíbulos se identificaban mediante un ramo de flores que se ponía en el dintel de la puerta, de ahí que se llamase rameras a sus inquilinas.

La influencia de la prostitución ambulante en las ferias y mercados es uno de los rasgos característicos de esta época que excedió considerablemente a la antigüedad en tal concepto.
Lo propio puede decirse de las grandes fiestas populares como las de los Santos, de Pascua y Carnaval, de los torneos, peregrinaciones y romerías.

En cuanto a las grandes expediciones militares como las de las cruzadas, hay que decir que los puertos de mar como Hamburgo, Venecia, Nápoles y Lisboa, eran centro de una enorme prostitución como lo atestiguan las poesías de la época.

No poca influencia ejercieron también en ella las gentes de condición servil, que no dejaron de existir en toda la Edad Media.

Así, en Bizancio, a pesar de las prohibiciones de la emperatriz Teodora, hubo un gran tráfico de esclavas. Lo propio en Italia y en Grecia, no obstante renovarse los edictos persiguiendo tan vergonzoso trato.

En las mancebías estaban tratadas las mujeres como verdaderas esclavas, y lo propio acontecía en todo el Oriente musulmán, lo que se refleja en la literatura de aquel tiempo.

Alfonso el Sabio de Castilla reglamentó ya la prostitución, ofreciendo cuadros vivos de ella las inmortales obras de Fernando de Rojas y del Arcipreste de Talavera.

Los castigos aplicados a los proxenetas, y que se encuentran en todos los países de Europa eran muchas veces ilusorios, y, cuando más, no tardaban en caer a poco en desuso.

En 1254, el Rey Luis IX decretó el destierro de todas las prostitutas de Francia, pero cuando comenzó a aplicarse el Edicto, se comprobó que la promiscuidad clandestina reemplazaba al anterior tráfico abierto, lo que indujo a revocarlo en 1256.

El nuevo decreto especificaba en qué zonas de París podían vivir las prostitutas, reglamentaba su forma de actuar, la ropa que podían usar y las insignias que las caracterizaba, se las sometía a una inspección y control de un magistrado policial, que llegó a ser conocido bajo la denominación de ‘rey de los alcahuetes, mendigos y vagabundos’.

En su lecho de muerte, Luis IX aconsejó a su hijo que renovara el Decreto de Expulsión, cosa que éste hizo con resultados similares a los anteriores.

En general, las prostitutas de la Edad Media ejercían su comercio como gremio reconocido, figurando en las entradas solemnes de príncipes en las poblaciones festejándoles con ofrendas de flores.

No era infrecuente tampoco que las visitasen entonces grandes dignatarios, que por otra parte las obsequiaban con regalos para bailes y festejos.

Tal ocurrió en Viena durante el reinado del emperador Segismundo en 1435 y en Praga en el del emperador Alberto II.

Las ordenaciones acerca del comercio de las prostitutas eran tan comunes como minuciosas, negándoseles, sin embargo, el derecho de ciudadanía a partir del siglo xv.

Se las obligaba a usar trajes especiales, separándolas de las mujeres honradas, incluso en las tumbas, reservándoselas lugar aparte en las iglesias.

Tampoco debe olvidarse que la escasa población y menor riqueza de las ciudades medievales impidieron el lujo y esplendor que acompañó al desarrollo de la prostitución en Grecia y Roma.

Sólo en el oriente bizantino e islamita se hallan ejemplos que recuerdan los de las modernas urbes mundiales en esta parte.

Donde más parece haberse concentrado el ejercicio de la prostitución es en las grandes villas universitarias, como Padua, Florencia, París, Heidelberg, Oxford y Salamanca.

Los moralistas no cesaron de clamar contra esta proximidad cual lo demuestran en el siglo xIII las invectivas de Jaime de Vitri.

Lo propio se observa en Italia por parte de Eneas, Silvio y del Panormita, condenando la inmoralidad de los estudiantes de Siena.

Era deber de los rectores vigilar que los estudiantes no saliesen de noche para evitar la frecuentación de tales mujeres. Sin embargo, tales disposiciones eran poco respetadas, renovándose sin cesar con los abusos y escándalos que se venían sucediendo.

En Inglaterra había una cadena de burdeles cerca del puente de Londres, que en un principio obtenía su licencia del Obispo de Winchester y luego del Parlamento.

En 1611 bajo el reinado de Enrique II se dictó una serie de ordenanzas, con las que se trató de evitar la propagación de las enfermedades venéreas. Por las mismas se prohibía a los dueños de los establecimientos que tuvieran mujeres atacadas por esas enfermedades, como también la admisión de hombres que sufrieran "males nefandos".

Con el advenimiento de la Reforma, las costumbres cambiaron totalmente, y se insistió sobre la necesidad imperiosa de la castidad.

En 1650, en Inglaterra se llegó a considerar la fornicación como una felonía, que al reiterarse podía acarrear la pena de muerte.

A partir de este año las prostitutas comenzaron a ser juzgadas por tribunales civiles y no eclesiásticos, se las condenaba por indecencia pública o alteración del orden.

En 1751 comenzaron a cerrarse los burdeles y desde entonces la legislación se ocupa de las ofensas contra la decencia en lugares públicos y trata de castigar, especialmente a los intermediarios de la prostitución.

En la España de los Austrias (s. XVI), para que una joven pudiese entrar en una mancebía, o casa pública de prostitución, tenía que acreditar con documentos ante el juez de su barrio ser mayor de doce años, haber perdido la virginidad, ser huérfana o haber sido abandonada por la familia, siempre que ésta no fuese noble.

El juez procuraba disuadir a la aspirante con una plática moral, y si no la convencía, le otorgaba un documento, donde la autorizaba para ejercer el oficio.

En el siglo xv, las mujeres se agrupaban en mancebías enormes, cercadas por murallas, en las que su número llegaba a centenares.

Estos establecimientos fueron reglamentados por Felipe II, suprimidos por Felipe IV, reimplantados por Carlos II, y legalizados, definitivamente, en 1865.

En América, la mancebía más importante fue la que se denominó Casa de Recogidas, fundada en La Habana en 1776.

Se permitió a algunas mujeres a que libremente se trasladaran al Perú, ya muy avanzada la conquista. Y entre estas se hallaban comprendidas las prostitutas llamadas "portuguesas".

Es decir, la prostitución parece haber llegado a América por la vía de la importación. Sin embargo, las nativas también fueron obligadas (de una u otra forma) a prostituirse.

Y aunque no se castigaba a las indígenas que eran seducidas, amancebadas o prostituidas por los españoles, estos recibían sanciones muy suaves.

Había también leyes de Indias tendentes a proteger el sexo débil indígena, tales como aquellas que prohibían que las indias fueran obligadas a acompañar en los viajes a los españoles y a salir de su residencia, igualmente tampoco se aceptaba por las autoridades denuncias de amancebamiento con clérigos si éstas no tenían el respaldo de las correspondientes pruebas, a fin y objeto de poner a las mujeres indígenas a salvo de calumnias y de las que se aprovechaban, como no, los clérigos.

Y la Iglesia al exponer la moral cristiana rechaza la prostitución, al igual que cualquier otro tipo de relación sexual fuera del matrimonio, ya que constituyen pecado grave, independientemente de la legislación estatal al respecto.

Expedificandolo como pecado de fornicación, que excluye del reino de los cielos al que lo comete, como declara S. Pablo a los de Corinto y a los de Éfeso [(1 Cor 6, 9-10), (Eph 5,5)].

martes, 21 de agosto de 2012

Monja de las llagas


En España mucha gente que sin escrúpulos, a base de intrigas, chanchullos varios a prosperado y sigue prosperando apegados al poder como las rémoras, recogiendo a capazos las mercedes que reyes o gobernantes ineptos les han conferido sin más méritos que el estar a la vera de estos señores, lo triste es que el pueblo mil veces zarandeado lo ha tolerado y tolera sin que haya visos de que algún día haya justicia.

Esta es una breve descripción de uno de estos personajes, que para más vergüenza, está ligado a la iglesia católica, como tantos otros y que como ellos no reparó en artimañas para lograr sus propósitos, algún día la nombraran santa, no por ello lo será y si su dios existe espero que sea bien juzgada, como, repito, tantos otros.

En su época tuvo mucha influencia con la reina de turno, Isabel II, de la que se dice fue gran "amiga", fue desterrada varias veces, se le apareció la Virgen, le hablo Jesucristo mismo desde un cuadro, el demonio la secuestró y, por si esto fuera poco extraordinario le salieron llagas en pies, manos y en el costado izquierdo la viva imagen del cristo crucificado con todo esto más un fallido intento de asesinato, se podría muy bien creer que estamos leyendo el guión de una telenovela.

No obstante muchos creyentes creen a pies juntos todo esto y aseguran que la piadosa monja, abadesa fue utilizada por liberales y masones para deshacerse de la cabeza coronada que "gobernaba", y que por tanto la desprestigiaron creando una especie de leyenda negra sobre ella.

Desde un punto de vista neutral los más seguro es que de todo hubo, he aquí algunos datos:

María de los Dolores Quiroga y Capopardo, más conocida como sor Patrocinio, nació el 27 de Abril de 1811 en la Venta del Pinar, término de San Clemente (Cuenca), de rancio abolengo, pues sus padres eran hijodalgos gallegos, que prestaban servicio en la Corte.

En 1826 con ayuda de su tía la Marquesa de Santa Coloma, ingresa en las Comendadoras de Santiago (Madrid).

Tuvo como madrina a la Duquesa de Benavente que, gracias a su influencia, logra que tome el hábito blanco y azul en el Convento del Caballero de Gracia, donde durante un éxtasis se le aparece la Virgen.

A partir de 1829, aparecen en su cuerpo una serie de llagas, al mismo tiempo que tiene varios éxtasis y apariciones, sobre todo la de la Virgen María, que según ella le dejó la imagen de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias, imagen que llevó siempre consigo.

El 20 de Mayo de 1830, le brotan llagas en pies y manos con abundante efusión de sangre.

Una monja compañera de noviciado, la madre Vicaria declararía que la primera llaga se le imprime en el costado izquierdo, dando un tremendo quejido.

Días después bajando las escaleras hacía el huerto, entra en éxtasis hablándole el Santísimo Cristo de la Palabra, desde un olvidado lienzo es el 8 de Junio de ese mismo año.

En 1835, es acusada de impostora y de apoyar la causa carlista, por lo que fue procesada y desterrada de la Corte. En la causa judicial abierta para esclarecer el asunto de las llagas, el juez llamó a tres médicos para que observasen las heridas. Estos curaron a la monja y las llagas cicatrizaron. La religiosa confesó bajo juramento que un fraile capuchino le había dado una reliquia que aplicándola a las diferentes partes del cuerpo producía unas llagas mortificantes. En el proceso también se desenmascaró el asunto del rapto de un demonio que la llevó por tierras de Guadarrama y la depositó en un tejadillo próximo al convento donde residía.

Fue condenada a dos años de destierro que cumplió en Talavera, tras los cuales volvió a Madrid donde comenzó su azarosa vida en torno a la reina Isabel II.

A últimos de Enero de 1849 es atacada con arma de fuego en el locutorio, saliendo ilesa.

Se la implicó en el atentado del Cura Merino contra la Reina Isabel II por ello Narváez la destierra a Badajoz.

El 27 de Enero de 1891, a los ochenta años de edad fallece rodeada de sus monjas, sin la menor agonía.

Siempre llevaba puestos unos mitones negros, con los que fue amortajada.

El 1 de Julio de 1907, se decreta la apertura de su proceso de Beatificación y Canonización.

El relato de su vida es algo increíble. Dejando lo del Palmar de Troya o las apariciones de El Escorial en cosa de principiantes. Y a lo que parece ella y su entorno eran unos embabucadores y mentirosos.

Aunque Isabel II y sobre todo su marido estaban extasiados con ella, pues durante muchos años, cada día iban al convento a tomar chocolate con pasteles y tartas que se hacían llegar desde el palacio de la reina.

Era fama en Madrid que Isabel II, se ponía las camisas de la monja, pues, olian a Santidad.

Los periódicos de la época se hicieron eco de su fallecimiento y posterior exhumacion.

"En la madrugada de ayer falleció en el Convento de Concepcionistas de Guadalajara, su Abadesa y Fundadora Sor María de los Dolores, Patrocinio, la célebre monja conocida como la de las llagas, que tanta influencia ha ejercido en los destinos de España durante el Reinado de Isabel II.
Una antigua dolencia de corazón, que se había hecho crónica, ha sido la causa de la muerte de la célebre monja. Tenía 80 años, pero su constitución era fuerte y su carácter enérgico bajo una aparente dulzura.
Hoy habrá quedado enterrada en un sencillo nicho de la cripta del convento, pocos panteones más humildes encerraran los restos de personalidad tan influyente.
Intrigante, ingeniosa, avara de poder, apasionada por lo desconocido….
Cuando se escriba la historia del Reinado de Isabel II, aparecerá esa figura de monja proyectando su sombra sobre el Palacio Régio.
Aparece por primera vez Sor Patrocinio en el convento del Cristo de la Paciencia, que se levantaba en el sitio que hoy ocupa la Glorieta de Bilbao.
Se hablaba de sus éxtasis, de sus milagros y de sus llagas. Decían que desaparecía de su celda y al amanecer la hallaban durmiendo tranquilamente en el tejado como en un blando lecho".

"EL DÍA" ( Madrid, 1881).


"En esta fecha se verificó la exhumación del cadáver de Sor Patrocinio, conocida como la monja de las “cinco llagas” y cuya muerte acaeció hace veinticinco años.
A la sazón la Curia Romana incoaba proceso informativo para la beatificación de la referida religiosa.
Al acto asistió el Obispo de Sión representando al Cardenal de Toledo y en presencia del Claustro del Convento, de los testigos Don Vicente García y Don Juan Zarías , y otras personas invitadas, fue reconocido el sepulcro conviniendo todos que se halla en igual estado que el día que fue enterrada.
Después se procedió a desenterrarla, el cuerpo se hallaba en el comienzo del natural proceso de descomposición.
Durante algunos instantes fueron expuestos los restos mortales de la monja de las cinco llagas, luego se procedió de nuevo al enterramiento en un sarcófago construido en la Iglesia y guardado por artística verja, siendo ésta cerrada y precintada".

"EL AÑO POLÍTICO" Septiembre de 1917.

Los intereses políticos que impulsaron el supuesto fenómeno de las llagas de sor Patrocinio, la monja amiga y confidente de Isabel II, son la base argumental de una película de Antonio Artero.

Trágala, perro, que así se titula se basa en el proceso investigador al que dieron lugar las famosas llagas, y que llegó a la obvia conclusión -reconocida por la monja- de que tales heridas no eran de origen divino, sino humano y bien humano.

Aunque aún hay historiadores que tratan de explicar cómo algunos de aquellos doctores que analizaron las llagas de la monja rectificaron su diagnóstico antes de morir, señalando que no habían sido provocadas y que, por tanto, tenían un origen misterioso, Artero limita su película a la objetividad del proceso y posterior confesión de la monja, dejando para los crédulos una posible rectificación histórica.

Si queréis saber más, en la red hay numerosas páginas dedicadas a la monja, la mayoría "pro sor", incluso hay una propia aqui.

La Iglesia siempre consideró que los liberales y los masones fueron los causantes de la confesión de la monja y de su posterior destierro y que los estigmas, apariciones, milagros… fueron verdaderos.

Tanto es así que el decreto de apertura del Proceso Ordinario de su Causa de beatificación y canonización, esta en la actualidad en vías de resolverse.

Se la conoció como la “Monja de las llagas”.

martes, 14 de agosto de 2012

Prostitución III



En China,la prostitución posiblemente surgió como producto de la esclavitud, pues las hordas bárbaras hostigaban incesantemente las fronteras del Imperio y las rebeliones ponían en peligro su unidad.

No debe sorprender que los chinos utilizaran las mujeres de los pueblos vencidos en burdeles militares.

Posteriormente la evolución social hizo de la prostitución una actividad más libre, bajo supervisión de las autoridades.

Dependiendo de las condiciones, belleza y habilidades de la prostituta, ésta podía convertirse en una afamada cortesana y vivir rodeada de lujos o, por lo contrario, vivir en los prostíbulos ubicados en los suburbios de las ciudades, cerca de las tabernas y casas de té.

Dinastia Qing
Era fácil identificar los burdeles.

Bastaba ver los faroles azules con los que ley ordenaba iluminar los centros de prostitución.

Las prostitutas eran llamadas “hadas nocturnas” o “muchachas de jade”.

Estos locales operaban de manera similar a los modernos bares de alterne, donde las chicas toman algo con sus clientes y luego los conducen a sus habitaciones en la parte superior del local.

El nombre, dirección y calidad de las internas de los locales eran conocidos, pues se publicaban guías tanto para clientes como para las mismas prostitutas.

Dinastia Ming

Además de informar a los clientes, los recopiladores aconsejaban a unos y a otros sobre como comportarse en los locales.

Así, a los clientes se les advertía no creer ni en el amor ni las alabanzas del “hada” de turno y a las chicas no ofender a los clientes con comentarios maliciosos sobre el tamaño de su “tallo de jade”, sino, por lo contrario, hacer todo lo posible por hacerles sentir que eran dragones.

En las ciudades portuarias habían burdeles flotantes.

Disnastia Qing
Durante los últimos siglos de esplendor del Imperio chino llegaron a establecerse burdeles exclusivos para los funcionarios públicos.

Este sistema dio pie a innumerables corruptelas y fue abolido, sacándose a la prostitutas de la nómina estatal y prohibiéndose a los funcionarios acudir a los burdeles, bajo pena de muerte.







En el Japón la prostitución sagrada y la profana iban de la mano.

La primera estaba ligada al culto de la diosa Kwan – Non, el
equivalente nipón de Venus en el panteón greco – romano.

Las prostitutas sagradas eran conocidas como “Kikuni” y muchas ellas eran reclutadas de los prostíbulos seculares.

La necesidad de contar con más pupilas para los templos dedicados a Kwan – Non condujo a la creación de barrios rojos, siendo el más conocido de todos el de Yoshiwara, también llamado el mundo flotante.

El mundo flotante no era el paraíso era un lugar en donde el Estado impuso normas simples y prácticas.

Estas eran:
1) La prostitución sólo podía ejercerse en las zonas destinadas a tal fin por el Estado;
2) El tiempo máximo de permanencia en los barrios rojos era de 24 horas;
3) Las pupilas debían ceñirse a un estricto código de conducta;
4) Los locales destinados a la prostitución debían ser sobrios e higiénicos;
5) Los clientes debían identificarse a la entrada y a la salida de los barrios rojos.


A estos preceptos legales hay que añadir el código ético que regía la vida en el Mundo flotante, tomado del budismo Zen: toda acción corresponde a un rito que debe seguirse escrupulosamente.

De este se encargaban las prostitutas y el ejército de servidoras que cuidaban los locales.
Por eso los burdeles sólo podían ser administrados por mujeres, a quienes se les llamaba yarites.
Las prostitutas debían ser mayores de edad, sanas y bellas.

La yarite contaba con la ayuda de mayordomo – guardaespaldas conocido como waikamano.

Estos dos personajes se encargaban del día a día del local y recibían a los clientes.

Luego de preguntarle cuáles eran sus gustos, la yarite hacía llamar a la mucama de la prostituta, quién conducía al cliente a la
habitación, donde se le preguntaba si prefería esperar o ser entretenido por una geisha.

Luego venía el primer contacto entre el cliente y la prostituta, en una breve ceremonia llamada san – san – ku – do, que era como una especie de contrato matrimonial temporal para permitir el acto sexual.

Las prostitutas de Japón ya aparecen en el famoso libro de colección de poesía “Manyoshu” (759) bajo el nombe de “Yujo” y eran sirvientas del templo, pero empezaron a viajar para transmitir los cantos y bailes, muchas acababan por prostituirse.
Durante el mandato de Toyotomi Hideyoshi, se creó la primera casa de entretenimiento oficial (prostíbulo) en 1584 en Dotonbori de Osaka, cinco años más tarde en 1589 en Yanaguimachi de Kyoto y en 1612 en Yoshiwara de Edo (Tokyo).

Los primeros locales que hicieron publicidad fueron los burdeles económicos que, de forma parecida a las vitrinas del barrio rojo de Ámsterdam, instalaron pequeñas celdas o cuartos con vista a la calle, donde se podía apreciar a las pupilas del local.

La estricta vigilancia estatal de los burdeles no bastaba para que en ellos sucedieran sucesos controvertidos.


Así, por ejemplo, eran comunes los pactos suicidas entre clientes y prostitutas.

A fin de evitar rumores de asesinatos, los cuerpos debían exhibirse a la entrada de los locales.

Esto cambió a mediados del siglo XIX, tras la llegada de los buques del comodoro Perry, en 1854.

lunes, 6 de agosto de 2012

Prostitución II



Etrusco_tumba de los toros
En la antigua civilización etrusca se conocía y admitía la prostitución, hasta el extremo de aceptar que muchas jóvenes formaran su dote con los fondos que recaudaban con su ejercicio.

La prostitución etrusca se manifestaba en la forma hospitalaria y se ejercía en los bosques de laurel y mirto que rodeaban las ciudades, mientras que existía otra reglada o consentida y que tenía por escenario los arrabales de las mismas, especialmente los que rodeaban los puertos y permitían un fácil contacto con los extranjeros.

En la Roma primitiva, las prostitutas eran poco numerosas, estaban excluidas de la sociedad romana, se les prohibía llevar el vestido de las matronas, signo de la mujer decente, y debían vivir confinadas en los rincones más oscuros de la ciudad, no podían casarse y llevaban un distintivo.

En el año 149 a.C. la Ley Scantinia de Nefanda Venere sancionaba no solamente a las mujeres que se prostituían, sino que también incluía a los pederastas.

En el 180 a.C. Marco Aurelio pone los cimientos en la reglamentación. La prostituta debía llevar su licencia "stupri" que sería la marca de la indignidad e infamia hasta su muerte.

Poco a poco se las fue organizando mediante un control muy severo, las prostitutas debían registrarse, lo que constituye un antecedente de las prácticas actuales.

Además de ser vigiladas por censores, debían pagar a éste el impuesto vectigal creado por Calígula equivalente a la octava parte de su ganancia diaria, con lo que engrosaba el fisco.

Decía Catón el Viejo que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres".

Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio y las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera.

Los ciudadanos con más poder y más esclavos podían destinar una parte de éstos para el sexo, independientemente de la edad que tuvieran y de su sexo.

Las inscripciones pompeyanas y los textos legales de Ulpiano y Justiniano excluyen del concepto de prostituta a las adúlteras pasionales y las que poseían un amante, pero incluyen, en cambio, a las que ejercían clandestinamente.

Sea como fuere, es general entre los jurisconsultos romanos que el precio por sí solo no define la prostitución, considerando como mujer honesta a la que supiera guardar las apariencias.

La prostitución era ya algo habitual y había nombres distintos para las mujeres que la ejercían  según su estatus y especialización.

Cuadrantarias, eran llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria).

Felatoras, eran practicantes expertas de la fellatio (mamar), el acto más degradante.

Prostituta, era la que entregaba su cuerpo a quien ella quería.

Pala, la que aceptaba a cualquiera que pudiera pagar el precio demandado.

Meretrix, la que se ganaba la vida por sí misma sin ningún intermediario.

Prostibulae, la ejercía donde podía sin pagar impuestos.

Ambulatarae, las que trabajaba en la calle o en el circo.

Lupae, las que ocupaban los bosques cercanos a la ciudad.

Bustuariae, la que ejercía en los cementerios.

Delicatae, las que contaban entre sus clientes a senadores o generales.

Los prostitutos masculinos esperaban en las esquinas de los baños a mujeres que solicitaran sus servicios.

Según la jerarquía romana de la degradación sexual, un hombre sospechoso de practicar cunnilingus a una mujer se rebajaba más que uno que fuera penetrado por otro hombre.

Se le imponía el estatus legal de infame, al mismo nivel que prostitutas, gladiadores y actores, lo cual le impedía votar y representarse a sí mismo ante un tribunal.

Ya en la época de Trajano, se calculaba que en Roma había más de 30.000 prostitutas censadas que vivían en las afueras de la ciudad, y a éstas había que agregar varios millares de "paseantas" no fichadas, que practicaban la prostitución libre.

Con el advenimiento del cristianismo, comenzó la lucha contra la prostitución.

Diocleciano, Anastasio I y Justiniano trataron de poner un dique a las costumbres licenciosas de la época, ayudando a la rehabilitación de las mujeres caídas, mediante la destrucción de los registros donde constaba su posición infamante, y la anulación de las incapacidades que pesaban sobre ellas.

La nueva religión condenó la corrupción e hizo conocer el dogma del pecado mediante el cual se predicaba una moral muy severa que honraba la castidad y la continencia, y sancionaba la monogamia como ley sagrada.

Las reformas más importantes de la nueva iglesia se realizaron en el terreno del sexo.

El paganismo había tolerado a la prostituta como un mal menor y necesario; la Iglesia Católica las atacó sin concesiones e impuso un patrón único de moralidad para ambos sexos.

Un fracaso, ya que la prostitución continuó su camino en el ocultamiento y el disimulo; sobrevivió pese a tener que franquear barreras éticas y morales totalmente nuevas.

sábado, 4 de agosto de 2012

La reina de los tristes destinos II

Continua;

Isabel II en el exilio
Isabel era explosiva hasta la violencia, franca y contradictoria y a poco de celebrado el matrimonio, la reina comenzó a coleccionar amantes y por su alcoba desfilaron sin mucha discreción y hasta con insolencia, muchos favoritos que satisfacían sus ardores y su apetito sexual.

A tal punto llegó la impertinencia, que el escritor Merimée advirtió públicamente:
"... si Francisco no es capaz de darle hijos a Isabel, la Reina jamás carecerá de súbditos dispuestos a satisfacer sus necesidades".

Valle Inclán en “La corte de los milagros” dice:
“La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión, un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos.”

Josep Carles Clemente, en “El pecado original de la Familia Real Española” afirma que:

"La lista de amantes de Doña Isabel es bastante significativa. Los más llamativos, sin agotar la nómina, fueron los siguientes: su maestro, José Vicente Ventosa, que fue expulsado de palacio por «razones graves»; otro maestro, el de canto, Francisco Frontela, llamado Valldemosa por haber nacido en Palma de Mallorca, a quien Doña Isabel le concedió la Cruz de Carlos III y que todo el mundo conocía como «el amante de la reina»; el político Salustiano Olózaga, quien según Ricardo de la Cierva fue «el gran garañón, que se encargó de desflorarla y de iniciarla en las lides del amor»; el general Francisco Serrano, más conocido como el «general bonito»; el cantante José Mirall, cuya voz de bajo embelesaba a la Reina; el compositor Emilio Arrieta; el coronel Gándara; Manuel Lorenzo de Acuña, marqués de Bedmar; el capitán Ruiz Arana, a quien ascendió a coronel y otorgó la Cruz Laureada de San Fernando; el teniente de ingenieros, Enrique Puigmoltó y Mayans, de cuya relación nacería el futuro Alfonso XII; el general Leopoldo O’Donnell; el secretario, Miguel Tenorio; el cantante, Tirso Obregón; José de Murga y Reolid, primer marqués de Linares por gracia real; Carlos Marfori y Calleja, gobernador de Madrid y ministro de Ultramar, quien seguirá a Doña Isabel en la hora de su destronamiento y exilio; el capitán de artillería, José Ramiro de la Puente; su administrador y secretario en París, José Altmann; y un largo etcétera".

Entre el largo etcétera figuran un dentista yanqui apellidado McKeon, Carlos Luis de Borbón-
primo suyo, y partidario de la rama carlista que disputaba el Trono a su regia
amante-, ¡un turco-albanés, al que en sus cartas llamaba "Jorge de mi alma" y
por medio algún guardia de corps, que la infanta Eulalia identificaba como su
padre sin poder reconocerlo a ciencia cierta. Y algún que otro amante ocasional cuyo secreto se llevó a la tumba.

De semejante frenesí, hubo evidentes resultados prolíficos, concretados en diez
partos y dos abortos, desde los 19 años hasta los 36.

La relación de sus hijos, vivos o malogrados, y de sus probables padres la estableció así el historiador conservador Ricardo de la Cierva:

1.- 20 de mayo de 1849: varón fallecido en el parto, hijo del marqués de Bedmar.

2.- 12 de julio de 1850: varón fallecido a los cinco minutos de nacer, enterrado en el Panteón de Príncipes de El Escorial, hijo, probablemente, del rey consorte don Francisco de Asís de Borbón.

3.- 20 de diciembre de 1851: infanta María Isabel Francisca de Asís, popularmente la Chata, princesa de Asturias hasta el nacimiento de Alfonso XII, hija del comandante José Ruiz de Arana.

4.- 5 de enero de 1854: infanta María Cristina, muerta a las pocas horas, enterrada en el Panteón escurialense, de padre desconocido.

5.- 23-24 de noviembre de 1855: un aborto avanzado, tras haber publicado la Gaceta de Madrid el embarazo real el 24 de septiembre, de padre no determinado.

6.- 20 de junio de 1856: un nuevo aborto, de padre no determinado.

7.- 28 de noviembre de 1857: Alfonso, príncipe de Asturias y más tarde rey de España con el nombre de Alfonso XII, hijo del teniente de ingenieros Enrique Puig Moltó, llamado "puigmoltejo".

8.- 26 de diciembre de 1859: infanta Concepción, muerta a los veintiún meses, hija del rey consorte.

9.- 4 de junio de 1861: infanta Pilar, fallecida a los diecisiete años, hija de Miguel Tenorio de Castilla, político y escritor.

10.- 23 de junio de 1862: infanta Paz, hija también de Miguel Tenorio de Castilla. Fallecida en Munich (Alemania) el 4 de diciembre de 1946.

11.- 12 de febrero de 1864: infanta Eulalia, hija asimismo de Miguel Tenorio de Castilla. Fallecida en 1958. Uno de sus hijos combatió junto a Franco en la guerra civil española y representó luego a don Juan de Borbón en la dictadura franquista.

12.- 24 de enero de 1866: infante Francisco de Asís Leopoldo, fallecido a los veintiún días y enterrado en el Panteón del Escorial.

Sobre de que el preceptor de la reina, Salustiano de Olózaga, fuera quien la inició sexualmente, según Ricardo de la Cierva, hay que recordar que si es verdad este "elemento" se aprovechó de su prevalencia sobre la menor a quien tutelaba, lo que suena como poco a estupro o pederastia.

Y si se trató del general Serrano, como algunos historiadores afirman, casi peor.

Serrano, el General bonito se comporto como un chulo con la reina, a la que pretendía controlar mejor si la trataba de forma tan íntima, su manera de estrenar a la niña tuvo más parecido a una violación que a otra cosa, al final, hubo que pagarle una suma astronómica, casi dieciséis millones de reales de la época, para que la dejara libre de sus asiduidades de alcoba.

Sin embargo no entra en lo habitual que un regente en su afán por perpetuarse en el poder, abuse sexualmente de una reina adolescente a quien, en principio, había que mantener virgen y casta hasta que se concertase un matrimonio ventajoso, pero quien sabe.

El 2 de febrero de 1852, el cura Martín Merino y Gómez intentó acabar con su vida clavándole un estilete en el costado, cuando se encontraba en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, poco después de haber dado a luz a su hija Isabel. La reina se recuperó en pocos días y el cura fue ejecutado tras un juicio sumarísimo en el que se dictaminó que había actuado en solitario y por iniciativa propia.

Los escándalos, las intrigas de su cuñado y el desgaste político, moral y social de la corte, precipitaron su caída. Dicen que, exhausta y harta de tanta manipulación, se la oyó decir: ¡No puedo más!, poco antes de partir para su exilio en Francia, en setiembre de 1868, acompañada de Carlos Marfori, el último de la larga lista de amantes.

Cuando tuvo que elegir entre el deber y el amor, consecuente al fin con su vida, Isabel II se dejó llevar por la pasión, y eligió el exilio, abdicando a favor de su hijo Alfonso.

Al mismo tiempo 1868-1869, y en los primeros meses de la revolución de 1868, salió un libro de ilustraciones pornográfico-satíricas firmadas con el seudónimo SEMEN (abreviado, SEM), atribuido al poeta Gustavo Adolfo Bécquer y a su hermano Valeriano Bécquer.



Isabel II pese a que pudo volver a España, terminó retirándose definitivamente en París desde 1877 hasta marzo de 1904, cuando una fuerte gripe la obligó a recluirse, falleciendo el 9 de abril.

Posiblemente Isabel a la que se llamaría "la reina de los tristes destinos" era, ante todo, una mujer que arrastraba una larga serie de carencias afectivas. 

Ante las críticas de un sector de monárquicos "legitimistas" algún autor
llegó a afirmar que desde la adulteración dinástica efectuada por Isabel II, la
familia borbónica carecía del derecho a exigir ninguna clase de pedigrí a los
consortes de los príncipes.

La verdad es que, respetando el criterio de los que se ocupan de la dinastía borbónica desde un ángulo profesional, lo que carece de sentido a estas alturas es ocuparse de una arcaica familia que debería estar, desde hace largos años, en los anaqueles de la Historia.


viernes, 3 de agosto de 2012

La reina de los tristes destinos

Isabel II



Hija de Fernando VII y de su cuarta esposa, su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, para favorecer su posición, aunque fuese en detrimento de su propio hermano (el infante Carlos María Isidro de Borbón), Fernando VII aprobó la Pragmática Sanción mediante la cual Isabel podría sucederle, si el fallecía sin hijos varones (Isabel tenía una hermana, la infanta Luisa Fernanda, dos años menor).

Su tío, Don Carlos María Isidro de Borbón, hasta entonces primero en la sucesión a la corona, no aceptó que Isabel fuese nombrada Princesa de Asturias y luego Reina de España.

Su oposición a la Pragmática Sanción de 1830 forzó a Fernando VII a exiliarlo al extranjero, donde permanecería hasta su muerte en 1855. La división entre isabelinos y carlistas acabó provocando la Primera Guerra Carlista.

Isabel II ascendió al trono de España el 29 de septiembre de 1833 tras la muerte de su padre, sin haber cumplido todavía los tres años de edad, motivo por el se nombró a su madre regente del reino.

Su madre María Cristina que había estado casada con Fernando VII cuatro años, al poco de enviudar se caso en secreto con el capitán de la guardia real Agustín Fernando Muñoz de la que estaba enamorada, aunque oficialmente estaba viuda, de esta unión se dice que en trece años tuvo ocho hijos.

Sobra decir que se hablaba y mucho de que la reina regente pues practicamente estaba en un continuo estado de buena esperanza y es curioso los trabajos que se tomaban para camuflar cada embarazo y sus numerosos partos de "muñoces", que enseguida se vieron reflejados en coplas satíricas que los comparaban con su raquítica fecundidad Fernandina :

"Clamaban los liberales
que la reina no paría.
Y ha parido más Muñoces
que liberales había".

La reina regente se metió en una posición muy vulnerable y los que esperaban agazapados una ocasión para situarse como "el poder detrás del trono ocupado por una niña" no tardaron en encontrarla y María Cristina hubo de marcharse al exilio con su "segunda familia" cuando su hija, la reina solo tenía diez años y la infanta presumible heredera de la corona solamente ocho años.

La reina aún una niña y la infanta heredera dos años menor, fueron criadas en Palacio rodeadas de gente que no las quería, al menos de manera desinteresada y a lo que parece ni se preocupaba de prepararlas adecuadamente para cumplir sus papel aunque eso significase marcarles una estricta disciplina, en cambio se las dejaba campar a sus anchas, sin imponerles límites, por lo que su formación intelectual no avanzaba y a nadie le importaba que fuesen unas incultas ya que así se las podía manejar con mayor facilidad, en cambio se las halagaba y se las consentía en exceso, en particular a Isabel.

Desde 1840 hasta 1843 la regencia fue asumida por el general Baldomero Espartero, que finalmente también fue obligado a abandonar el cargo. Con el propósito de evitar una tercera regencia, quedó decidido adelantar la mayoría de edad de la reina de los 16 a los 13 años, por lo que en 1843, con sólo trece años, Isabel fue declarada mayor de edad.

Desde que nació, su boda fue un asunto de estado, muchos fueron los nombres que se barajaron para futuro esposo de la reina, al final, se eligió a su primo hermano, Francisco de Asís, el menos indicado, ya que nunca pudo satisfacer a la reina.

Y posiblemente fue elegido porque, a diferencia de otros candidatos, los que ostentaban las riendas del poder, creían que sería el más manejable.

Lo cierto es que la joven Isabel sentía aversión e incluso repugnancia hacia su primo, a quien la mitad de España señalaba como homosexual.

No obstante el Gobierno arregló el matrimonio con el infante don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz, los cónyuges eran primos carnales por vía doble, pues el padre de él, el infante Francisco de Paula, era hermano de Fernando VII, mientras que su madre, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, era hermana de la regente María Cristina.

¡No, con Paquita no!, dicen que exclamó Isabel, cuando se enteró que el elegido era su primo, su amargura fue tanta, que amenazó con abdicar.

Se comentaba que Paquita, (el futuro rey consorte) tenía que hacer pis en cuclillas, como las mujeres y el pueblo se burlaba cantando esta copla:

Paco Natillas
es de pasta y flora
y mea en cuclillas
como una señora.

Posiblemente Francisco de Asís sufría de hipospadia, un defecto que aparece en el pene cuando el conducto de la uretra no se abre en el extremo del glande.

Isabel y Francisco de Asís
Aún así la boda se celebró el 10 de octubre de 1846, el mismo día en que Isabel cumplía los dieciséis años y fue simultánea con la de su hermana, la infanta Luisa Fernanda con el francés Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, que se transformó en su ambicioso cuñado, uno de los personajes más desestabilizadores del reinado por sus pretensiones al trono y  quien patrocinaría, veintidós años después, el golpe de estado que derrocaría a la reina.

Dicen que Isabel II le dijo a su madre el día antes de casarse:

"He cedido como reina, pero no como mujer. Yo no he buscado a este hombre para que fuese mi marido; me lo han impuesto y no lo quiero"

La noche de bodas fue un fracaso. Más tarde diría Isabel II al diplomático León y Castillo: "¿Qué voy a decirte de un hombre que en la noche de bodas llevaba en su camisa más bordados que yo en la mía?"

Mas tarde, el pueblo cantaría: "Isabelona tan frescachona y don Paquito tan mariquito."

Cuando en 1860, el general O'Donell fue a despedirse de Isabel II antes de irse a la guerra de África, la reina le dijo cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. Francisco de Asís, que estaba presente, añadió: "Lo mismo te digo, O'Donell, lo mismo te digo".

Se llego a decir que don Francisco de Asís mantenía relaciones íntimas con Antonio Ramos Meneses.

Un día don Francisco le dijo a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, (General Arana) pues le estaba poniendo los cuernos. 

Y al ministro de la gobernación:
"Es forzoso que Serrano desaparezca. Se ha referido a mí en términos malsonantes. Eso no lo admito. ¡Serrano! ¿sabes lo que es? Un Godoy fracasado. Al menos el otro para obtener los favores de mi abuela supo ganarse el afecto de Carlos IV".

De lo que muchos historiadores deducen que el rey consorte nunca tuvo trato carnal con la reina.

Fue así como Isabel comenzó a tener hijos con sus amantes.

Y Francisco de Asís, hizo a su vez un excelente negocio, reconocíendolos como hijos suyos, pues por cada retoño que nacía recibía un millón de reales por presentarlos en la corte.

Y no es de extrañar que la vida personal de la reina en ese matrimonio desgraciado fuera objeto de burla, fariseísmo y arma arrojadiza entre los políticos de la oposición que construyeron así la leyenda sobre la ninfomania de la Reina, ridiculizando a la soberana y distanciandola más aún del pueblo.

No obstante Isabel II era facilmente manipulada por sus ministros y por una «camarilla» religiosa compuesta principalmente por el padre Claret, su confesor, el padre Fulgencio, confesor de su marido y Sor Patrocinio, más conocida como la Monja de las Llagas, una pieza de mucho cuidado, entre otros.

lunes, 30 de julio de 2012

Prostitución I


Prostitución viene del latín prostitutio onis, de prostituere, que significa literalmente "exhibir para la venta".

Fornicación deriva de forno (arcos de los puentes), donde ejercían las trabajadoras sexuales romanas.

En la antiguedad existían tres clases de prostitución, una que se realizaba en los templos llamada sagrada, otra la que se ofrecía a los extranjeros llamada hospitalaria y por último la que podríamos llamar laica.

La existencia de prostitutas sagradas fue por primera vez formulada por el griego Heródoto (siglo V a.C.), quien en su primer libro de Historias recogía la que, en su opinión, era la costumbre más vergonzosa de los babilonios: toda mujer nativa debía mantener relaciones sexuales en el Templo de Afrodita con un desconocido al menos una vez en la vida, a cambio de una moneda que se convertía en sagrada.

Las sacerdotisas descritas como «prostitutas sagradas» eran llamadas en acadio, naditu y en sumerio lu-kur.

Las naditu o sea "la sin cultivar" y las lu-kur eran mujeres consagradas a la divinidad, que tenían prohibido parir hijos, como su etimología indica: "incultivada", aunque podían casarse y adoptar niños.

El esposo de una naditu debía evitar mantener con ella relaciones sexuales normales, bien tomando una concubina o bien recurriendo al anticonceptivo más eficaz conocido en Mesopotamia y en el mundo: el coito anal.
Babilonia 1800 a.c.

Una naditu disfrutaba de amplias libertades: según el Código de Hammurabi, las nadiatu (plural de naditu) gozaban de independencia financiera, pudiendo ser propietarias de bienes materiales y esclavos, así como conceder préstamos, síntomas de un status social preeminente.

En dicho Código se hallan los apartados que regulan los derechos de herencia de las mujeres que ejercían dicha profesión:

"Si el padre dio a una sacerdotisa o mujer pública un serictu y grabado una tablilla, si en la tablilla no grabó que ella podría dejar su herencia a quien quisiera y seguir los deseos de su corazón, cuando el padre haya ido a su destino, los hermanos tomarán su campo y su jardín, y según el valor de su parte, darán un donativo de trigo, de aceite y de lana y contentarán su corazón (dándole lo necesario). Si los hermanos, según el valor de su parte, no le han dado trigo, aceite, lana, y no han contentado su corazón, ella dará su campo y su huerto al cultivador que le parezca bueno, y su cultivador la sustentará. Ella disfrutará del campo, del huerto y de todo lo que el padre le dio, mientras viva. No los dará por plata, ni pagará a otro con ellos. Su parte heredada pertenece a sus hermanos".

Esta forma particular de prostitución religiosa institucionalizada en varios lugares del Próximo Oriente, aparecerá siglos después en otras fuentes, como Estrabón o en el tratado "De dea syria", en donde se narra cómo las mujeres de Byblos tenían que raparse la cabeza en señal de duelo ante la muerte de Adonis; aquéllas que rehusaban, debían obligatoriamente «vender su belleza» durante un día, a cambio de una moneda que se ofrecía a Afrodita, diosa griega equiparable a la Ishtar acadio-babilónica o la Astarté semita-fenicia.

Algunos autores otorgan cierta veracidad a estas descripciones, dada la existencia de la esclavitud por deudas llamada "tidennutu", institución muy arraigada en la Mesopotamia del II milenio a.C., entendiéndola como potencial causa de prostitución.

Por ello algunas mujeres, convertidas en morosas, eran condenadas legalmente a servidumbre y obligadas a prostituirse en beneficio del templo.

Al entregarse o consagrarse a una deidad, estas mujeres participaban en cierto modo de su carácter sacrosanto, transformándose en "sagradas" bajo protección divina.

De la existencia de prostitutas laicas no hay duda, como prueba la terminología: en sumerio kar-kid, «la que hace los muelles», equivalente a nuestra expresión «la que hace la calle».

En el Antiguo Egipto parece que no se crearon las condiciones para el desarrollo de estas dos formas de prostitución.

Aunque a veces se presentaba la prostitución bajo la vertiente sagrada, incrustada en el culto a Isis, la diosa del amor y la fertilidad, y su esposo, Osiris.

Pero, si en Egipto llegó a existir esta forma de prostitución, fue sólo de manera muy leve.

También se puede observar que en Egipto existió la prostitución desde las épocas más remotas, pero al cabo de poco tiempo perdió su carácter religioso.

Los egipcios fueron los primeros en prohibir las relaciones carnales con las mujeres nativas o peregrinas domiciliadas en los templos y demás lugares sagrados de la época.

Al romperse el vínculo entre prostitución y religión, la primera continuó practicándose en forma
Egipcios gays
independiente y alcanzó contornos extraordinarios.

No obstante, la otra imagen que se tiene, la nacida de la codicia, brillaba con inusitado fulgor, cuando cualquier egipcio, por noble que fuese, necesitaba conseguir algo, no dudaba en entregar a su hija, esposa o madre, con tal de satisfacer su ambición.

En Egipto se dictaron, por primera vez, normas de carácter policial para reglar y sanear el ejercicio de la prostitución, y aunque no llegaron a ejercer ninguna influencia efectiva, sirvieron de antecedente a las normas de control estatal en este terreno.

En cambio los fenicios, fusionaron la prostitución hospitalaria y religiosa, desarrollando la costumbre de entregar a su mujer y sus hijas al recién llegado, de esta forma, no sólo  realizaban esta entrega a su dios, sino que, de paso, hacían un productivo negocio.

La historia bíblica de Judá y Tamar proporciona una representación de la prostitución tal como se practicaba en la sociedad judía. La prostituta ejercía su oficio al lado de una carretera, esperando a los viajeros.


Escarabeo procedente de Tripolitsa en Grecia,  hacia el siglo IV a.c.-  Museo de finas artes de Boston.

En la Grecia clásica, la prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes.


Lámpara erótica griega




El término griego para la prostitución es porne, derivado del verbo pernemi (vender), las prostitutas debían vestirse con ropas distintivas y estaban obligadas a pagar impuestos.


En Atenas, las mujeres no podían andar solas, privilegio exclusivo de las "hetairas" (prostitutas cultas), en tanto que las pornoi eran las prostitutas de más bajo nivel (de lo que deriva la palabra pornografía).






Se cree que fue en la antigua Atenas donde se estableció el primer burdel, en el siglo VI a.C., como local de negocio, un servicio equivalía al salario medio de un día, en el que no estaba permitida la captación de clientes.

miércoles, 25 de julio de 2012

La casta Susana




La historia supongo que la conocéis: Susana es una bella mujer, esposa del rico Joaquín, que es deseada por dos viejos jueces. Pensando que está sola en el jardín de su casa, manda a sus doncellas a hacer unos recados mientras se da un baño. Los dos jueces, escondidos en el jardín, salen cuando queda sola y la intentan obligar a que tenga relaciones sexuales con ellos, amenazándola que si no accede, dirán que se ha quedado sola, sin sus doncellas, para tener relaciones con un joven. Susana no accede y entonces ellos la acusan de adulterio y es condenada a muerte.

Interviene entonces el Profeta Daniel, interrogando a los viejos y acaba por demostrar la falsedad de la acusación, con lo que Susana se salva y son los viejos los que mueren ejecutados.

Esta historia fue muy representada, el motivo es que siendo de temática religiosa, permitia representar a una mujer desnuda.

En muchos casos, como en el cuadro de Tintoretto, en una escena de alto contenido erótico.

El cuadro, de los más conocidos de Tintoretto, representa a la casta Susana bañándose mientras la espían los viejos.

También Artemisa Gentileschi, pintó esta historia en su primer cuadro con 17 años, en él representa a una Susana acosada, encerrada en el cuadro entre los viejos y el banco, sin salida.

Algunos críticos creyeron que los viejos que pintó Artemisa eran su padre Orazio y su violador, puestos de acuerdo (al haber sido su padre quien eligió a Tassi como preceptor), pero el cuadro lo pintó en 1610 y Tassi la violó en 1612.

Al principio, Tassi prometió salvar su reputación casándose con ella, pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y Orazio lo denunció ante el tribunal papal.

La instrucción, que duró siete meses, permitió descubrir que Tassi había planeado asesinar a su esposa, cometió incesto con su cuñada y había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi.

Del proceso que siguió se conserva documentación exhaustiva, que impresiona por la crudeza del relato de Artemisia y por los métodos inquisitoriales del tribunal.

Artemisia fue sometida a un humillante examen ginecológico y torturada usando un instrumento que apretaba progresivamente cuerdas en torno a los dedos — una tortura particularmente cruel para un pintor.

De esta manera se pretendía verificar la veracidad de sus acusaciones, pues se creía que si una persona dice lo mismo bajo tortura que sin ella, la historia debe ser cierta.

Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios.

Por cierto, existen las actas del proceso de violación de Artemisa y en ellas aparece su testimonio:

"Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañe la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne".

martes, 24 de julio de 2012

Dante Rossetti



De nombre Gabriele Charles Dante Rossetti, nacido en Londres, Inglaterra, el 12 de mayo de 1828. 

Hijo de un poeta de origen italiano, hermano de la poetisa Christina Rossetti y del crítico William Michael Rossetti. 

Si bien demostró interés por la literatura -y al igual que sus hermanos aspiraba a ser poeta- no dejó de lado sus aptitudes en pintura y se destacó en ello. 

Aunque sus familiares y amigos lo llamaban Gabriel, decidió publicar sus obras con el nombre de “Dante” por sus resonancias literarias.

Tradujo a Dante y otros poetas medievales y su obra adopta el estilo de los primitivos renacentista italianos.

Se casó con Elizabeth Siddal, (Lizzy) yéndose a vivir a una casa cuyas habitaciones eran oscuras y frías, lo que supuso un deterioro en la salud de su esposa.

Además de serle infiel con varias mujeres y que el hijo que esperaban naciera muerto, fue el golpe definitivo, para Lizzy, que se suicidó ingiriendo láudano.

A raíz de estos hechos Dante cayó en una gran depresión y enterró junto a su esposa la mayor parte de sus poemas inéditos.

Posteriormente sus amigos le convencieron para desenterrarlos y publicarlos, siendo muy controvertidos y atacados por la Inglaterra de la época, dándole a este tipo de poesía el epítome de la escuela de la poesía carnal.

Su poema "Sueño nupcial", describía a una pareja que se quedaba dormida después de haber mantenido relaciones sexuales:

Su pintura, "Beata Beatrix", se considera como la estela funeraria de su esposa.

Representa a Elizabeth, en una pose lánguida y sensual, con su rojo cabello recogido en un peinado deshecho.

En sus manos reposa una paloma roja, símbolo de la espiritualidad, y en el pico porta una amapola, flor que representa la pasión y la muerte, por lo efímero, así como el origen del opio, droga con la que se suicidó.

Al fondo se ven dos personajes, para unos Dante y Virgilio, para otros Dante y el Amor.

A la derecha el reloj de sol representa la hora de la muerte y al fondo el Ponte Vecchio cruzando el Arno.

Pero si en el retrato queda claro que Dante representa a Dante Rossetti, y Beatriz a Elizabeth, el resto del simbolismo es tan complejo, que todavía es fuente de discusión entre los críticos.

Y aquí su poema el Sueño nupcial también conocido como Placata Venere, sentencia latina que significa: La satisfacción de Venus.

Cesó el amor con un largo gemido,
Y, cual la gota se desprende lenta
De la hoja cuando amaina la tormenta,
La pasión fue atenuando su latido.


Separados los cuerpos del florido
Esponsal que aún su dulce aroma alienta,
En los ardientes labios se aposenta,
Ansia y dolor, un ósculo encendido.

En su deriva los sumió un sereno
Sueño y sus cuerpos navegaron bellos
Entre el rielar de acuáticos destellos.

Como un naufrago inmenso fuese el día
Y al despertar de aquel hechizo ameno
A su lado, oh milagro, ella seguía.

Nuptial Sleep, Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)

Hacia el final de su vida, Dante cayó en estado mórbido, oscurecido por su drogadicción y su creciente inestabilidad mental, posiblemente empeorada por su reacción a los salvajes ataques de la crítica sobre su poesía desenterrada (1869).

Pasó sus últimos años retirado, como un recluso. 

Murió el 10 de abril de 1882 en Berchington.