viernes, 5 de noviembre de 2010

Cagliostro




En el siglo XVIII en Palermo nació Giuseppe Balsamo, más conocido como el Conde Alessandro di Cagliostro.

Aunque la identificación de Cagliostro con Giuseppe Balsamo no es del todo segura, ya que se basa principalmente en el testimonio no fidedigno de Theveneau de Morande, espía francés y chantajista, y más tarde en su confesión a la Inquisición, obtenida a través de la tortura.

Cagliostro aseguraba que siendo niño viajó a Medina, La Meca y El Cairo, y que en Malta, fue iniciado en la Soberana Orden Militar de los Guerreros de Malta, donde estudió alquimia, Kabala y magia, sus investigaciones le hicieron acreedor de un gran caudal de conocimientos obsesionandose con la muerte, su fama en la elaboración de pócimas y elixires "alargadores de vida" le hicieron famoso en las cortes europeas, llegando a tratar al Rey de Francia y su Corte, siendo recomendado a Benjamín Franklin durante su estancia en Francia.

Aunque fue su singular sistema para alcanzar la inmortalidad su logro más "importante".

Y es que después de observar que las larvas se convertían en mariposas al encerrarse en un capullo, pensó que esta era la clave de la regeneración natural, por lo que se decidió a poner en práctica su método.

Método que consistía en encerrar a una persona en una bolsa confeccionada con sabanas que colgaba del techo durante dos meses, durante los cuales se alimentaba al sujeto con caldo de pollo mientras sus excrementos caían por un orificio practicado en la tela.

Esta "regeneración" provocaba la perdida de dientes y cabello, que teóricamente luego debían salir nuevos al igual que las mariposas del capullo, ya que para "rejuvenecer", primero había que desprenderse de todo lo viejo.

Por increíble que parezca un buen puñado de voluntarios se ofreció para probar el novedoso "tratamiento".

Ni que decir del estado en que quedaron los que lograron sobrevivir a él.

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