Descubrimiento

Navegaban a oscuras, sobre un mar desconocido, el cielo encapotado les impedía fijar la posición en que se hallaban, no obstante Cristóbal, el capitán, ofreció un puñado de monedas de oro, para que estuvieran atentos y en especial a cualquiera que divisara tierra o algo que animara la moral de la tripulación, durante horas la tripulación oteó el horizonte, sin resultados, muchos agotados los ojos, fueron a los camarotes a dormir, navegaban con la experiencia acumulada en tantos y tantos viajes, cuando de pronto alguien gritó:
-¿Mi capitán, mi capitán?
Cristóbal y algunos oficiales se acercaron excitados.
-Mi capitán, ¡mire!,(y señaló con el dedo) ¡ allí a lo lejos se vislumbra una pequeña luz!.
Al cabo de unos segundos, la divisó, su vista no era tan buena como la de Hernando, el vigía,
Le pareció que una pequeña lamparita titilaba en la inmensa oscuridad.
Así que dio las órdenes pertinentes y dirigió la nave hacia allí, la lucecita parecia moverse, lo cual les hacia presuponer que se acercaban a algún continente o isla habitada y que por supuesto, iban a añadir a la corona, la tripulación expectante y alborozada, se relamía con las ganancias en oro y otros metales, que indudablemente iban a conseguir.

A medida que se apróximaban, aquella lucecita parecía hacerles señales, más cautelosos, fueron comprobando la profundidad, si habían escolleras, o bajíos traicioneros, pero el viento y la suerte parecían, por fin favorables.

Cuando de pronto, aquella luz desapareció y un intenso remolino los succionó.

















El Leviatán retiró el señuelo y cerró su descomunal boca, ya tenia cena.