martes, 9 de junio de 2009

Sueños rotos

Fue una mañana de junio, en lo más alto de una montaña.

Todo, era vegetación. Sin rastro de la destrucción humana.

Y de pronto, vi, que subido en la copa de un árbol, había un hombre.


Era de mediana edad, muy delgado.

Su piel, como una noche sin luna, la luna la llevaba en los ojos, grandes y brillantes.

Iba completamente desnudo, en los brazos plumas de pájaro cosidas a la piel.

Al verme, me miro fascinado, y, me invito a subir.

-¿Sabes que hora es?- Su voz era cansada.


-Pues... no, no llevo reloj.

- Ya te digo yo que hora es. Es hora de, realizar mi sueño. De volar hasta el, de alcanzarlo, de besarlo.

-Sí, tú me entiendes, tienes cara de soñador, seguro que tu también sueñas miles de cosas.

-Seguro que tú, como yo, has soñado alguna vez con volar hasta el sol. De alcanzar lo inalcanzable, de llegar a lo más alto.

-Desde bien pequeño que lo deseo. Todos me decían constantemente que soñaba imposibles. Cuanto más me lo decían, más lo deseaba.

-Mira, cada una de estas plumas- me enseño el brazo con orgullo- es un desprecio, una carcajada, un insulto... Ellos no lo sabían, pero, me daban alas para volar con cada una de sus palabras.

-Y hoy... hoy a llegado el día.

- ¿Por qué hoy?

- Porque puede que mañana no salga el sol.


Mientras me decía esto, se levantaba de la rama donde estaba sentado. Mirándome a los ojos con la complicidad a la que se mira a alguien que conoces de hace años, buscando confianza en mi.



  • Si quieres, puedes ver como realizo mi sueño. Y así podrás contar a todos los que me tomaron por loco que lo conseguí. Que caminé por el sol, que me arrodillé ante el y lo besé.

  • Que gracias a las alas que crearon inconscientemente, pude volar hasta él. Cuéntales a todos como se puede vivir soñando.



Y sin pensarlo, salto del árbol, corriendo directo hacia el precipicio.

Corrió como nunca vi correr a nadie, y cuando quedaban tan solo 10 metros para que acabara la tierra y empezara el cielo, empezó a batir con fuerza sus alas, como un pájaro aprendiendo a volar. Y saltó.

Y por un momento, pareció volar... Solo por un momento.

Pero el ya no supo que su cuerpo cayó en picado, ni que nunca alcanzó el sol...

Murió en el aire, nada más saltar.

Murió con las alas llenas de rencor.

Iluminado por el sol.


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