miércoles, 10 de junio de 2009

Las siete de la mañana

Son las siete de la mañana
y me lavo la cara.

Siento algunas gotas resbalar por mi pecho desnudo
y el agua hace que mi piel se ría.

Anoche dormí en paz
aunque prefiero no acostarme solo
porque de noche me gusta hacer el amor
y porque cuando me despierto
siempre tengo ganas de acariciar a alguien.

Mis bigotes están llenos de agua
muchas veces se han mojado
en alcohol,
han olido a marihuana,
han hurgado vientres de muchachas,
pero ahora sólo hay en ellos agua.

Son las siete de la mañana
y no he de decirle nada a los hombres
simplemente que me lavo la cara
y que mis ojos están también limpios.

No me he levantado temprano
para ir a trabajar
sólo quiero caminar un rato
y comprar el periódico en la esquina
y tomar una taza de café en un bar
no demasiado caro.

Son las siete de la mañana
y salgo a la calle nada más
que para ver el sol.

- Raúl Núñez -

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