jueves, 28 de junio de 2012

Hatuey


Despues de la matanza de Nicolás de Ovando, en Jaraguá (1503), un cacique sobreviviente de la misma reune a su gente.

Este hombre es Hatuey que con 400 nativos, hombres, mujeres y niños, embarcados en canoas, huye a Cuba.

Una vez en Cuba intenta organizar la resistencia contra los españoles, explicando los episodios que han ocurrido en su tierra.

Y según Bartolomé de Las Casas, Hatuey les mostraba a los indigenas cubanos una cesta llena de oro y de joyas, diciendo:

"este es el dios que los españoles adoran. Por esto ellos luchan y matan; por esto nos persiguen y es por eso qué tenemos que lanzarlos al mar".

"dicen que adoran a un dios de la paz y de la igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Y como no pueden igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden romper."

Pero sus predicas obtienen escaso interes entre los tainos de Cuba, incapaces de creer lo que Hatuey les cuenta y solo unos pocos se le unen contra del hombre blanco.

Ya en 1511, Diego Velázquez parte de La Española con el objeto de conquistar y colonizar Cuba, entre los que le acompañan se encuentra entre otros, Hernán Cortes.

Una vez Velázquez desembarca en Cuba, funda Baracoa, a la que Hatuey ataca, dispersandose a las montañas y agrupandose para el siguiente ataque, en una especie de guerra de guerrillas, que mantiene a los españoles durante 3 meses a la defensiva, temerosos de alejarse de la fortaleza.

Por lo tanto se emprende su persecución, con el objeto de acabar con un ejemplo que habia de transformarse en escarmiento.

Y como les pasa a todos los que se sublevan contra el abuso, Hatuey fué traicionado por uno de los suyos, siendo capturado por los españoles que inmediatamente lo juzgaron por "hereje" y rebelde.

Según las crónicas momentos antes de encender el fuego, un sacerdote le ofreció la salvación de su alma, mostrándole la cruz y pidiendo que él aceptara a Jesús para ir al cielo.

"¿Hay gente como ustedes en el cielo?"., preguntó Hatuey.

"Si, hay muchos como nosotros en el cielo"., contestó el sacerdote.

Hatuey entonces contestó que él no deseaba saber nada de ese cielo lleno de españoles, ni de ese Dios que permitía que tal crueldad fuera hecha en su nombre.





El 2 de febrero de 1512 fue quemado vivo.

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