martes, 27 de octubre de 2009

Kadidja

Mahoma lleva casado con Kadidja, quince años, su vida es tranquila y no tiene problemas materiales, a cumplido los 40 y a partir de ciertas edades los hombres de La Meca se retiran a meditar y orar al monte Hira.

Así que Mahoma comienza con sus retiros anuales, que se realizaban sobre los 40 años o más y eran de un mes, normalmente durante el Ramadán que es el mes de ayuno y penitencia.

La tradición árabe cree que durante ese mes hay una noche en la que todo es posible, la noche del Kadir, en esa noche los milagros están al alcance de la mano de los hombres.

Es la noche en que la naturaleza duerme, los ríos dejan de fluir, el viento se detiene, silencioso, los espíritus malignos dejen de observar los fenómenos del mundo, incluso se puede oír crecer la hierba y como hablan los planetas, las ninfas surgen de los adormecidos cursos de agua e incluso la arena del desierto es presa de un profundo sopor.

El hombre que es testigo de la noche de Kadir se hace sabio o santo, porque en esa noche verán el universo a través de los dedos de Dios.

Pero, nadie sabe cual de las 30 noches del Ramadán es la noche de Kadir en la que convendrá velar.

Es así que durante esa milagrosa noche en la que todos los hombres duermen, Mahoma tiene su primer encuentro con Dios.

Este gran acontecimiento es relatado de la siguiente forma:

"Mahoma se acaba de acostar, enrollado en su capa, cuando de repente una criatura vestida de blanco envuelta en una nube de luz le despierta, tendiéndole una tela de seda sobre la que esta escrito un texto en letras de oro, y le ordena: "ikra", (lee, recita).


Mahoma, asustado, responde que no sabe leer, entonces el ángel le coge por los hombros apretándolo contra él y le vuelve a ordenar por segunda vez ¡ikra!.

De nuevo contesta que no sabe leer, entonces es más violenta la orden, acompañada de una fuerte sacudida física, ¡ikra!, sigue ordenándole el ángel.

Por fin Mahoma reacciona y pregunta: ¿Qué tengo que leer?.

El ángel está apretando tanto a Mahoma que este piensa que va a morir, por fin lo libera y recita.......

"Anuncia en el nombre del Señor que creó al hombre...y le enseño lo que ignoraba", mientras está recitando le parece que las letras de oro se graban en su corazón.

El ángel desaparece y Mahoma tembloroso, se dirige a su casa, apenas a dado unos pasos cuando una voz le llama, diciéndole:

"¡Oh, Mahoma!, Tú eres el apóstol de Alah y yo soy el ángel Gabriel".

Mahoma está paralizado, sin poder avanzar ni retroceder, allá donde mira ve al ángel, en figura de hombre, juntando los talones en el horizonte, según explica él mismo.

Mahoma llega a casa, arrastrándose, sintiendo la impresión de la violencia, de estrangulamiento y de sofoco, la divinidad tiene algo aplastante, el hombre es demasiado débil para soportar a Dios.

Una vez en casa le cuenta a Kadidja, su mujer, lo que acaba de suceder y lo que tortura a Mahoma no es más que saber si la visión que ha tenido es la del diablo o la de un verdadero ángel.

Mahoma cuenta: "Fui a Kadidja y le dije: "Estoy lleno de angustia", y le conté mi aventura, ella me dijo: "Alegrate, porque Dios nunca podrá causarte confusión, tú procedes bien para con los tuyos, eres paciente, tratas bien a tus huéspedes y asistes a los que están en la verdad".

Aún así no consigue encontrar la paz, tiene miedo, miedo a ser un instrumento del diablo, suplicante le pide a Kadidja, "escóndeme".

Ella le envuelve en una capa, pero, Mahoma sigue escuchando la voz del ángel que le dice:
"¡Oh, tú, que estás cubierto con un manto, levantate y mira!....¡Glorifica a tu Dios!.

Mahoma sigue con la narración de lo que le sucede:

"Cuando estoy solo, oigo una voz que me llama: "Oh,Mahoma, oh, Mahoma". No me ocurre cuando duermo, solo cuando estoy bien despierto y veo una luz celestial. Por Dios, nada he detestado tanto como a los ídolos y a los brujos, que pretenden conocer las cosas invisible y las por venir, ¿O es que me he convertido en un brujo? ¿No es, quizá, el diablo en persona quien me llama?".

La luz que ve, le persigue allá donde va, hasta que Kadidja viéndolo debatirse constantemente en su duelo, le ayuda, con los medios de que dispone y una lógica aplastante.

Empieza pidiéndole que la llame en cuanto el ángel se le aparezca, cosa que Mahoma hace, diciéndole que el ángel está a su lado, luminoso y hablándole, ella le ordena enseguida que se siente sobre su rodilla derecha, cuando él se sienta ella le pregunta:

"¿Ves aún al ángel?.

Lo veo, -responde él".

Inmediatamente Kadidja se desnuda y le ordena que él haga lo mismo, después le pide que la estreche entre sus brazos todo lo que pueda y él lo hace.

Entonces ella vuelve a preguntarle:

"¿Sigues viendo al ángel?.

No, el ángel se ha ido, -es la respuesta de Mahoma".

Vistiéndose, Kadidja le dice a su marido:

"Ese que te habla es realmente un ángel. No es el demonio".

Y explica a Mahoma que el demonio no se hubiera turbado de ver a una mujer desnuda abrazada a su marido, pero, el ángel siendo una criatura púdica y desprovista de maldad es normal que desaparezca.

Para Mahoma la demostración queda clara.

2 comentarios:

Nikkita dijo...

Me ha encantado esta entrada, sobre todo el final. No conocía la historia de Mahoma.
Saludos

odoagro dijo...

Gracias, Nikkita, después de leer las maravillosas historias de tu blog, es un honor y un orgullo que te haya gustado mi post.

;)