Pero realmente a quién veneran los árabes es a Ismael, hijo de Abraham con Agar su sierva, del que todos los árabes descienden.
He aquí, la historia:
Abraham está casado con Sara, pero no tiene descendencia, así que Sara creyendo que es estéril, le dice, mi deseo es que yazcas con mi sierva egipcia Agar.
El resultado es que Agar queda encinta y tiene un hijo, Ismael, pero, Dios concede a Abraham que Sara quede embarazada tambien, así que deciden deshacerse de la sirvienta.
Así que Agar con su hijo son abandonados en el desierto.
Pasados varios días madre e hijo se quedan sin una gota de agua, Ismael agonizaba en brazos de su madre, ella, desesperada, implora ayuda al cielo, corriendo en todos los sentidos, siendo este zig-zag desesperado entre las colinas Safa y Marwa, cerca de La Meca, un rito que aún hoy practican los fieles, consistente en correr gritando e implorando, tres veces en una dirección y cuatro en otra.
Por fin el angel Gabriel descendió del cielo por orden del Señor y salvó de morir a Ismael y su madre, cavando un hoyo de donde brotó el preciado liquido, este manantial se halla muy cerca del santuario y los peregrinos que van a La Meca, beben de él.
La fuente es llamada zam-zam, y es la onomatopeya del agua que mana en la arena.
Así Ismael pudo llegar a la edad adulta donde tomo por esposa a una jurhumita, sus descendientes son los árabes que hoy pueblan el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario