miércoles, 14 de octubre de 2009

Massada

Terminó así, la rebelión, pero no iba a ser la última.

Destruida Jerusalén, un reducto de judíos, en su mayoría zelotas dirigidos por Eleazar Ber Yair, se hicieron fuertes en la fortaleza de Massada.

Construida por Herodes el Grande, la fortaleza de Massada, está situada en una escarpada cumbre que se levanta en el inhóspito desierto de Judea a unos tres kilómetros del Mar Muerto.

En el año 72, Lucio Flavio Silva, general de Tito es elegido para rendir aquella inaccesible montaña fortificada.

Silva, lo primero que hizo al ver aquel lugar fue construir una serie de campamentos en los que asentar la X Legión del Imperio.

Seguidamente ordenó cercar la fortaleza con una profunda fosa y levantó una muralla rodeando la fortaleza de tres kilómetros en la que alternaban ocho campamentos militares.

Con esto consiguió que nadie pudo entrar ni salir, así después de varios meses, en los que había debilitado a los defensores y construido una rampa, Silva organizó el ataque en el que logró abrir una brecha en las defensas.

Ante la imposibilidad de resistir el empuje romano, Ben Yair comprendió que aquello era el principio del fin y reuniendo a sus partidarios les exhortó a quitarse la vida antes de caer prisioneros.

Eligieron a diez de ellos para llevar a cabo la masacre y cuando los romanos entraron en la fortaleza solo encontraron los cadáveres de hombres, mujeres y niños.

Esto ocurrió en el 15 del mes de Nisan.

A partir de aquí con el exterminio y desolación de Judea, los romanos, prohibieron la reconstrucción del Templo y de la ciudad, el culto, los estudios de los libros sagrados y todo lo que oliera a judaísmo.

Pero, en el año 130, cuando el emperador Adriano visita Jerusalén, advierte que aún hay signos de independencia y dicta leyes anti-judías, como la supresión del sábado y la prohibición de circuncidar.

Continuará.............

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