jueves, 8 de octubre de 2009

Triduana

Se cuenta que desde Acaya, en Grecia, llegó a Escocia, junto a San Régulo, una joven virgen llamada Triduana.

Tenían como misión el traslado de las reliquias de San Andrés y por supuesto implantar la fe cristiana en el país.

Triduana encontró refugio en Rescobie, en Forfarshire, donde residía piadosamente, dedicada a su misión evangelizadora.

Pero su belleza griega era algo que no podía ocultar, ni pasó desapercibida en aquellas tierras.

Así y sin poderlo remediar el rey picto Nectanivan, se enamoró perdidamente de ella, harta de su celoso galanteo, Triduana huyó del lugar, asentándose en Dunfallandy, en Atol, pero, aún así los emisarios del rey la encontraron.

Ella perturbada e incrédula de que un monarca suspirase así por su encantos, no concebía como alguien con tanto poder podía desearla, siendo como era una pobre virgen dedicada a dios.

Y a la pregunta de que deseaba el rey, los mensajeros respondieron:

"El desea la perfecta belleza de vuestros ojos , y si no la consigue seguramente morirá".

El morbo y lo "gore" de los martirios, algo que parece gustar enfermizamente a los fieles, es el "mensaje" de la historia, pues no parece tener otro fin, que meter miedo, o mejor dicho, temor a dios, su dios siempre martirizado, siempre ensangrentado, siempre agonizando.

A lo que la fanática religiosa que era Triduana respondió:

"Lo que él desea, seguro lo tendrá".

Y aquí viene lo bufo, el desagradable sentido de humor o si se quiere el ridículo que acompaña a todo fanatismo.

Porque Triduana, en ese momento se arrancó los ojos, los pinchó en una espina y se los dio a los mensajeros, diciendo:

"Tomad esto que vuestro príncipe tanto desea".

Dicen que después fue a Restalrig, donde vivió en santidad hasta su muerte.

¡Con dos huevos! , esto es un claro ejemplo de virtud, según la Santa Madre.

Ahora bien, durante toda la Edad Media, el santuario y la fuente de Santa Triduana, eran un lugar de peregrinación para toda Escocia y norte de Inglaterra, siendo famosa su fuente por curar la ceguera.

Hoy día los eruditos no se ponen de acuerdo donde estaba situada.

Y si escarbamos un poco, se puede ver que Santa Triduana no figura en el calendario romano.

Y las fuentes como la de esta santa son bastante frecuentes en la isla, siendo lugares de peregrinación desde la antigüedad.

Por lo que se puede aventurar que cuando el cristianismo se introdujo en aquellas tierras, al igual que hizo en todas partes, transformó a los espíritus de las fuentes con los que disfrutaba la imaginación de los antiguos celtas, en santos.

Por lo que el rico panteón gálico llenó de nombres el calendario romano.

En cuanto a nuestra santa Triduana, no es más la latinización de Trodwall, Trodlin o Trid, como familiarmente se designaba esta diosa celta de la primavera.

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