miércoles, 28 de octubre de 2009

Bar Kokeba

Cuando los judíos se enteran de la decisión de Adriano de querer erigir en las ruinas de Jerusalén una nueva ciudad totalmente romana, su indignación crece, y así hacia el 131 d.c. el rabí Aquiba ben Josef, un importante sabio judío de ochenta años, es elegido como el jefe espiritual de la nueva rebelión que está a punto de estallar.

El jefe militar será Simón Ben Kosba, al que el Rabí Aquiba hace llamar "Bar Kokeba" o hijo de una estrella, forma metafórica referente al Mesías.

Una vez preparados y recabando apoyo de los judíos dispersos por todas partes, aún en regiones alejadas de Judea, la rebelión empezó.

Así en el otoño del 131 d.c., los insurgentes bien organizados por el heroico Bar Kokeba cogieron por sorpresa a las tropas romanas que se vieron obligadas a evacuar sus campamentos.

Rápidamente toda Judea se unió a la revuelta, el pueblo judío que siempre esperaba al Ungido, al Mesías liberador, creyó una vez más que Bar Kokeba podría serlo.

E inexplicablemente aquella rebelión tuvo éxito, liberando del yugo romano muchas ciudades, y culminando con la conquista, de nuevo, de la deificada Jerusalén.

Los rebeldes encabezados por Aquiba y Kokeba, trataron de establecer un nuevo gobierno e incluso acuñaron monedas y por supuesto restablecieron los sacrificios según el ritual antiguo.


Los romanos enviaron precipitadamente una legión, que nunca reapareció, siendo completamente aniquilada.

En vista del cariz que tomaban las cosas Roma no iba a tolerar la matanza de sus legiones a manos de Bar Kokeba en los tortuosos desfiladeros de Judea.

Así que el mismo Adriano, acabada su paciencia, decide desplazarse a Judea, llevando con él a su mejor general, Julio Severo, vencedor en Bretaña.

Adriano desplazó a Judea, nada menos que doce legiones, lo que equivalia a casi la mitad de los efectivos del imperio, a pesar de la inferioridad judía y de sus considerables bajas.

Julio Severo evitó enfrentarse en batallas abiertas, adoptando la estrategia de tierra quemada lo que aterrorizó a la población judía, desintegrando lentamente la voluntad de los judíos de seguir con la guerra.

La campaña de Severo fue metódica, sistemática y contundente, arrasando pueblos enteros hasta que llegó a las puertas de Jerusalén que tomo facilmente, capturando a Akiba, al que se le dio muerte despellejandolo vivo.

Según Dión Casio, fueron muertos 580.000 judíos, 50 pueblos fortificados y 985 aldeas fueron arrasadas.

Bar Kokeba y los suyos se refugiaron en las colinas intentando continuar la lucha, pero fue sitiado en una fortaleza situada a 13 kilómetros de Jerusalén, Severo la tomó en el verano de año 135 d.c. , arrasándola y decapitando a Bar Kokeba.

Para acabar con toda la resistencia, se barrió a sangre y fuego, toda la costa del Mar Muerto.

Una vez establecido de nuevo el dominio romano, Adriano que ya no quiso ni oír hablar de Jerusalén, ni de los judíos, decide borrar la ciudad del mapa y ordena un nuevo arrasamiento, para levantar sobre los escombros, una nueva ciudad que llamará Aelia Capitolina.

Esta ciudad estará dedicada al culto de Júpiter, cuyo templo se edificará sobre el antiguo Templo, para ello pasará el arado por toda la ciudad y no dejará piedra sobre piedra.

Ya en Roma, Adriano al informar al senado, no consideró oportuno comenzar con la típica reseña “si usted y sus hijos están bien, todo está bien. En mi honor y en el del ejército, disfrutad de buena salud”.

Siendo el único oficial romano del que se tiene constancia que se negase a celebrar la victoria con una entrada triunfal en la capital.

Esta vez fue realmente el fin, la tierra de Judea estaba arrasada después de tres años de guerra, la mayor parte de las ciudades destruidas y la mayoría de los habitantes, muertos, los romanos habían borrado a los judíos como nación.

Para colmo de males y por decreto prohibe a los judíos que se acerquen a la ciudad, sino serán castigados con la pena de muerte , esta prohibición estará en vigor dos siglos, siendo en el siglo IV d.c., cuando se suavizó y fue para permitir la visita de los judíos solo una vez al año.

Es a raíz de estos acontecimientos cuando comienza la Diáspora, o sea la dispersión de los judíos por todo el mundo.

En el siglo siguiente, la emperatriz Eudosia, viuda de Teodosio II, suprimió aquella orden.

Y ya con Constantino rigiendo el imperio Aelia Capitolina, desaparece, y la ciudad vuelve a ser de nuevo judía y centro de peregrinación.

Durante 18 siglos estuvieron sin patria, perseguidos y odiados, hasta que se creó en 1947, el estado de Israel al aprobar las Naciones Unidas la partición de Palestina en dos estados, uno árabe y el otro judío.

4 comentarios:

meg dijo...

...Y retornaron a la Tierra Prometida y vivida en el principio de los tiempo. Pero entonces decidieron también tomar más tierra para poder agruparse, y relegar a los palestinos (también habitantes de las tierras aledañas desde los siglos de los siglos) a un pequeño reducto, privado de avance y desarrollo, para no tener que mirarlos por el rabillo del ojo constantemente. Y por los siglos de los siglos judíos e islámicos siguen enfrentados, gracias al imperio, que ha cambiado de lugar geográfico, pero que sigue empeñado en azuzar el enfrentamiento.

Perdóname estas frases. odoagro. Es que es tan bonita tu historia, tan bien contada y tan bien historiada que miro, hoy, a ese lugar geográfico y me entristezco. Por eso vale la pena leer tu exposición. Tiene laneutralidad del historiador. Gracias y perdona, nuevamente, por mi speach.

odoagro dijo...

El problema, para mí y es a título personal, son las religiones monoteístas y su monopolio de "dios".

Por lo demás agradezco tus palabras.

Un saludo.

La Dame Masquée dijo...

Hola, acabo de encontrar tu blog y me lo apunto para seguirlo. Me ha parecido interesantisimo.

Feliz dia, monsieur!

Bisous

odoagro dijo...

Bienvenida y muchas gracias.

Un saludo.