martes, 31 de julio de 2012

Juez

La corte comienza la sesión y el juez se quita la toga.

Mientras, el comisario saca la lista del supermercado y empieza a enumerar con voz monótona:

-Patatas, dos kilos.

-Huevos, media docena.

-Perejil, un atado...

El niño que está mordiéndole la pierna empieza a sangrar por las encías.

-...Alcachofas, cinco.

-Dos bolsas de hielo.

-Un cepillo dental.

La mujer de pelo púrpura no puede dejar de sonreír. Contiene la respiración y arroja una tostada de tuétano al jurado. No es mi culpa, piensa.

Un perro irrumpe en la sala y atrapa la tostada en el aire. Con un agudo quejido, estalla en el acto.

Todo huele a jazmín y azahar recién cortado.

-Es el olor de la mañana -observa el niño al coger el martillo, empinarse y darle al comisario en la nuca.

La voz monocorde continúa enumerando.

-..lechugas,

-nabos,

-pimientos...

El juez parece muerto.

La señora del pelo purpura carga al niño sobre sus hombros y este bendice a los asistentes haciendo una señal con el dedo meñique.

La toga, triste y arrugada, se va reptando veloz por las paredes.

Se levanta la sesión y el público encadena sus pasos hacia la salida.

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