miércoles, 15 de agosto de 2012

El Columpio

El columpio de Jean-Honoré Fragonard, Colección Wallace- Londres.

En 1766 el barón de Saint-Julien encargo al pintor Doyen, entonces de moda, un cuadro donde poder contemplar las delicias de su amante, que era a su vez amante de un obispo, de manera que los tres figuraran en él.

Incluso le sugirió el tema: un columpio que fuera empujado por un obispo, indicando así que el obispo llevaba todo el gasto de la dama en cuestión, mientas ella en sus balanceos ofrecía sus encantos al barón.

A Doyen lo que le proponía el barón le pareció demasiado licencioso y no se atrevió a pintarlo, aunque le recomendó que se dirigiese a Fragonard, por aquel entonces en la cúspide y reputación de ser el mejor retratando escenas galantes.

Fragonard aceptó pero a condición de sustituir la figura del obispo por la de un marido complaciente ya que la dama en cuestión estaba casada, además lo del obispo no le parecía viable, pues ya se sabe la iglesia es la iglesia.

El barón aceptó y así se hizo, el cuadro tras varias peripecias a causa de la Revolución francesa, pasó a la galería del duque de Morny, hermano bastardo de Napoleón III, quien quiso venderlo al Louvre, que lo rechazo, por lo que fue ofreció a lord Hertford por 3.200 francos, una cantidad bastante ridícula aún para aquella época.

Hoy se la considera como una de las joyas de la pintura francesa del siglo XVIII.

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