sábado, 4 de agosto de 2012

La reina de los tristes destinos II

Continua;

Isabel II en el exilio
Isabel era explosiva hasta la violencia, franca y contradictoria y a poco de celebrado el matrimonio, la reina comenzó a coleccionar amantes y por su alcoba desfilaron sin mucha discreción y hasta con insolencia, muchos favoritos que satisfacían sus ardores y su apetito sexual.

A tal punto llegó la impertinencia, que el escritor Merimée advirtió públicamente:
"... si Francisco no es capaz de darle hijos a Isabel, la Reina jamás carecerá de súbditos dispuestos a satisfacer sus necesidades".

Valle Inclán en “La corte de los milagros” dice:
“La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión, un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos.”

Josep Carles Clemente, en “El pecado original de la Familia Real Española” afirma que:

"La lista de amantes de Doña Isabel es bastante significativa. Los más llamativos, sin agotar la nómina, fueron los siguientes: su maestro, José Vicente Ventosa, que fue expulsado de palacio por «razones graves»; otro maestro, el de canto, Francisco Frontela, llamado Valldemosa por haber nacido en Palma de Mallorca, a quien Doña Isabel le concedió la Cruz de Carlos III y que todo el mundo conocía como «el amante de la reina»; el político Salustiano Olózaga, quien según Ricardo de la Cierva fue «el gran garañón, que se encargó de desflorarla y de iniciarla en las lides del amor»; el general Francisco Serrano, más conocido como el «general bonito»; el cantante José Mirall, cuya voz de bajo embelesaba a la Reina; el compositor Emilio Arrieta; el coronel Gándara; Manuel Lorenzo de Acuña, marqués de Bedmar; el capitán Ruiz Arana, a quien ascendió a coronel y otorgó la Cruz Laureada de San Fernando; el teniente de ingenieros, Enrique Puigmoltó y Mayans, de cuya relación nacería el futuro Alfonso XII; el general Leopoldo O’Donnell; el secretario, Miguel Tenorio; el cantante, Tirso Obregón; José de Murga y Reolid, primer marqués de Linares por gracia real; Carlos Marfori y Calleja, gobernador de Madrid y ministro de Ultramar, quien seguirá a Doña Isabel en la hora de su destronamiento y exilio; el capitán de artillería, José Ramiro de la Puente; su administrador y secretario en París, José Altmann; y un largo etcétera".

Entre el largo etcétera figuran un dentista yanqui apellidado McKeon, Carlos Luis de Borbón-
primo suyo, y partidario de la rama carlista que disputaba el Trono a su regia
amante-, ¡un turco-albanés, al que en sus cartas llamaba "Jorge de mi alma" y
por medio algún guardia de corps, que la infanta Eulalia identificaba como su
padre sin poder reconocerlo a ciencia cierta. Y algún que otro amante ocasional cuyo secreto se llevó a la tumba.

De semejante frenesí, hubo evidentes resultados prolíficos, concretados en diez
partos y dos abortos, desde los 19 años hasta los 36.

La relación de sus hijos, vivos o malogrados, y de sus probables padres la estableció así el historiador conservador Ricardo de la Cierva:

1.- 20 de mayo de 1849: varón fallecido en el parto, hijo del marqués de Bedmar.

2.- 12 de julio de 1850: varón fallecido a los cinco minutos de nacer, enterrado en el Panteón de Príncipes de El Escorial, hijo, probablemente, del rey consorte don Francisco de Asís de Borbón.

3.- 20 de diciembre de 1851: infanta María Isabel Francisca de Asís, popularmente la Chata, princesa de Asturias hasta el nacimiento de Alfonso XII, hija del comandante José Ruiz de Arana.

4.- 5 de enero de 1854: infanta María Cristina, muerta a las pocas horas, enterrada en el Panteón escurialense, de padre desconocido.

5.- 23-24 de noviembre de 1855: un aborto avanzado, tras haber publicado la Gaceta de Madrid el embarazo real el 24 de septiembre, de padre no determinado.

6.- 20 de junio de 1856: un nuevo aborto, de padre no determinado.

7.- 28 de noviembre de 1857: Alfonso, príncipe de Asturias y más tarde rey de España con el nombre de Alfonso XII, hijo del teniente de ingenieros Enrique Puig Moltó, llamado "puigmoltejo".

8.- 26 de diciembre de 1859: infanta Concepción, muerta a los veintiún meses, hija del rey consorte.

9.- 4 de junio de 1861: infanta Pilar, fallecida a los diecisiete años, hija de Miguel Tenorio de Castilla, político y escritor.

10.- 23 de junio de 1862: infanta Paz, hija también de Miguel Tenorio de Castilla. Fallecida en Munich (Alemania) el 4 de diciembre de 1946.

11.- 12 de febrero de 1864: infanta Eulalia, hija asimismo de Miguel Tenorio de Castilla. Fallecida en 1958. Uno de sus hijos combatió junto a Franco en la guerra civil española y representó luego a don Juan de Borbón en la dictadura franquista.

12.- 24 de enero de 1866: infante Francisco de Asís Leopoldo, fallecido a los veintiún días y enterrado en el Panteón del Escorial.

Sobre de que el preceptor de la reina, Salustiano de Olózaga, fuera quien la inició sexualmente, según Ricardo de la Cierva, hay que recordar que si es verdad este "elemento" se aprovechó de su prevalencia sobre la menor a quien tutelaba, lo que suena como poco a estupro o pederastia.

Y si se trató del general Serrano, como algunos historiadores afirman, casi peor.

Serrano, el General bonito se comporto como un chulo con la reina, a la que pretendía controlar mejor si la trataba de forma tan íntima, su manera de estrenar a la niña tuvo más parecido a una violación que a otra cosa, al final, hubo que pagarle una suma astronómica, casi dieciséis millones de reales de la época, para que la dejara libre de sus asiduidades de alcoba.

Sin embargo no entra en lo habitual que un regente en su afán por perpetuarse en el poder, abuse sexualmente de una reina adolescente a quien, en principio, había que mantener virgen y casta hasta que se concertase un matrimonio ventajoso, pero quien sabe.

El 2 de febrero de 1852, el cura Martín Merino y Gómez intentó acabar con su vida clavándole un estilete en el costado, cuando se encontraba en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, poco después de haber dado a luz a su hija Isabel. La reina se recuperó en pocos días y el cura fue ejecutado tras un juicio sumarísimo en el que se dictaminó que había actuado en solitario y por iniciativa propia.

Los escándalos, las intrigas de su cuñado y el desgaste político, moral y social de la corte, precipitaron su caída. Dicen que, exhausta y harta de tanta manipulación, se la oyó decir: ¡No puedo más!, poco antes de partir para su exilio en Francia, en setiembre de 1868, acompañada de Carlos Marfori, el último de la larga lista de amantes.

Cuando tuvo que elegir entre el deber y el amor, consecuente al fin con su vida, Isabel II se dejó llevar por la pasión, y eligió el exilio, abdicando a favor de su hijo Alfonso.

Al mismo tiempo 1868-1869, y en los primeros meses de la revolución de 1868, salió un libro de ilustraciones pornográfico-satíricas firmadas con el seudónimo SEMEN (abreviado, SEM), atribuido al poeta Gustavo Adolfo Bécquer y a su hermano Valeriano Bécquer.



Isabel II pese a que pudo volver a España, terminó retirándose definitivamente en París desde 1877 hasta marzo de 1904, cuando una fuerte gripe la obligó a recluirse, falleciendo el 9 de abril.

Posiblemente Isabel a la que se llamaría "la reina de los tristes destinos" era, ante todo, una mujer que arrastraba una larga serie de carencias afectivas. 

Ante las críticas de un sector de monárquicos "legitimistas" algún autor
llegó a afirmar que desde la adulteración dinástica efectuada por Isabel II, la
familia borbónica carecía del derecho a exigir ninguna clase de pedigrí a los
consortes de los príncipes.

La verdad es que, respetando el criterio de los que se ocupan de la dinastía borbónica desde un ángulo profesional, lo que carece de sentido a estas alturas es ocuparse de una arcaica familia que debería estar, desde hace largos años, en los anaqueles de la Historia.


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