viernes, 3 de agosto de 2012

La reina de los tristes destinos

Isabel II



Hija de Fernando VII y de su cuarta esposa, su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, para favorecer su posición, aunque fuese en detrimento de su propio hermano (el infante Carlos María Isidro de Borbón), Fernando VII aprobó la Pragmática Sanción mediante la cual Isabel podría sucederle, si el fallecía sin hijos varones (Isabel tenía una hermana, la infanta Luisa Fernanda, dos años menor).

Su tío, Don Carlos María Isidro de Borbón, hasta entonces primero en la sucesión a la corona, no aceptó que Isabel fuese nombrada Princesa de Asturias y luego Reina de España.

Su oposición a la Pragmática Sanción de 1830 forzó a Fernando VII a exiliarlo al extranjero, donde permanecería hasta su muerte en 1855. La división entre isabelinos y carlistas acabó provocando la Primera Guerra Carlista.

Isabel II ascendió al trono de España el 29 de septiembre de 1833 tras la muerte de su padre, sin haber cumplido todavía los tres años de edad, motivo por el se nombró a su madre regente del reino.

Su madre María Cristina que había estado casada con Fernando VII cuatro años, al poco de enviudar se caso en secreto con el capitán de la guardia real Agustín Fernando Muñoz de la que estaba enamorada, aunque oficialmente estaba viuda, de esta unión se dice que en trece años tuvo ocho hijos.

Sobra decir que se hablaba y mucho de que la reina regente pues practicamente estaba en un continuo estado de buena esperanza y es curioso los trabajos que se tomaban para camuflar cada embarazo y sus numerosos partos de "muñoces", que enseguida se vieron reflejados en coplas satíricas que los comparaban con su raquítica fecundidad Fernandina :

"Clamaban los liberales
que la reina no paría.
Y ha parido más Muñoces
que liberales había".

La reina regente se metió en una posición muy vulnerable y los que esperaban agazapados una ocasión para situarse como "el poder detrás del trono ocupado por una niña" no tardaron en encontrarla y María Cristina hubo de marcharse al exilio con su "segunda familia" cuando su hija, la reina solo tenía diez años y la infanta presumible heredera de la corona solamente ocho años.

La reina aún una niña y la infanta heredera dos años menor, fueron criadas en Palacio rodeadas de gente que no las quería, al menos de manera desinteresada y a lo que parece ni se preocupaba de prepararlas adecuadamente para cumplir sus papel aunque eso significase marcarles una estricta disciplina, en cambio se las dejaba campar a sus anchas, sin imponerles límites, por lo que su formación intelectual no avanzaba y a nadie le importaba que fuesen unas incultas ya que así se las podía manejar con mayor facilidad, en cambio se las halagaba y se las consentía en exceso, en particular a Isabel.

Desde 1840 hasta 1843 la regencia fue asumida por el general Baldomero Espartero, que finalmente también fue obligado a abandonar el cargo. Con el propósito de evitar una tercera regencia, quedó decidido adelantar la mayoría de edad de la reina de los 16 a los 13 años, por lo que en 1843, con sólo trece años, Isabel fue declarada mayor de edad.

Desde que nació, su boda fue un asunto de estado, muchos fueron los nombres que se barajaron para futuro esposo de la reina, al final, se eligió a su primo hermano, Francisco de Asís, el menos indicado, ya que nunca pudo satisfacer a la reina.

Y posiblemente fue elegido porque, a diferencia de otros candidatos, los que ostentaban las riendas del poder, creían que sería el más manejable.

Lo cierto es que la joven Isabel sentía aversión e incluso repugnancia hacia su primo, a quien la mitad de España señalaba como homosexual.

No obstante el Gobierno arregló el matrimonio con el infante don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz, los cónyuges eran primos carnales por vía doble, pues el padre de él, el infante Francisco de Paula, era hermano de Fernando VII, mientras que su madre, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, era hermana de la regente María Cristina.

¡No, con Paquita no!, dicen que exclamó Isabel, cuando se enteró que el elegido era su primo, su amargura fue tanta, que amenazó con abdicar.

Se comentaba que Paquita, (el futuro rey consorte) tenía que hacer pis en cuclillas, como las mujeres y el pueblo se burlaba cantando esta copla:

Paco Natillas
es de pasta y flora
y mea en cuclillas
como una señora.

Posiblemente Francisco de Asís sufría de hipospadia, un defecto que aparece en el pene cuando el conducto de la uretra no se abre en el extremo del glande.

Isabel y Francisco de Asís
Aún así la boda se celebró el 10 de octubre de 1846, el mismo día en que Isabel cumplía los dieciséis años y fue simultánea con la de su hermana, la infanta Luisa Fernanda con el francés Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, que se transformó en su ambicioso cuñado, uno de los personajes más desestabilizadores del reinado por sus pretensiones al trono y  quien patrocinaría, veintidós años después, el golpe de estado que derrocaría a la reina.

Dicen que Isabel II le dijo a su madre el día antes de casarse:

"He cedido como reina, pero no como mujer. Yo no he buscado a este hombre para que fuese mi marido; me lo han impuesto y no lo quiero"

La noche de bodas fue un fracaso. Más tarde diría Isabel II al diplomático León y Castillo: "¿Qué voy a decirte de un hombre que en la noche de bodas llevaba en su camisa más bordados que yo en la mía?"

Mas tarde, el pueblo cantaría: "Isabelona tan frescachona y don Paquito tan mariquito."

Cuando en 1860, el general O'Donell fue a despedirse de Isabel II antes de irse a la guerra de África, la reina le dijo cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. Francisco de Asís, que estaba presente, añadió: "Lo mismo te digo, O'Donell, lo mismo te digo".

Se llego a decir que don Francisco de Asís mantenía relaciones íntimas con Antonio Ramos Meneses.

Un día don Francisco le dijo a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, (General Arana) pues le estaba poniendo los cuernos. 

Y al ministro de la gobernación:
"Es forzoso que Serrano desaparezca. Se ha referido a mí en términos malsonantes. Eso no lo admito. ¡Serrano! ¿sabes lo que es? Un Godoy fracasado. Al menos el otro para obtener los favores de mi abuela supo ganarse el afecto de Carlos IV".

De lo que muchos historiadores deducen que el rey consorte nunca tuvo trato carnal con la reina.

Fue así como Isabel comenzó a tener hijos con sus amantes.

Y Francisco de Asís, hizo a su vez un excelente negocio, reconocíendolos como hijos suyos, pues por cada retoño que nacía recibía un millón de reales por presentarlos en la corte.

Y no es de extrañar que la vida personal de la reina en ese matrimonio desgraciado fuera objeto de burla, fariseísmo y arma arrojadiza entre los políticos de la oposición que construyeron así la leyenda sobre la ninfomania de la Reina, ridiculizando a la soberana y distanciandola más aún del pueblo.

No obstante Isabel II era facilmente manipulada por sus ministros y por una «camarilla» religiosa compuesta principalmente por el padre Claret, su confesor, el padre Fulgencio, confesor de su marido y Sor Patrocinio, más conocida como la Monja de las Llagas, una pieza de mucho cuidado, entre otros.

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