sábado, 11 de agosto de 2012

Hermafrodita






Hermes y Afrodita tuvieron un fugaz desliz y de esta unión pasajera nació un niño al que pusieron por nombre Hermafrodito.

Afrodita temiendo ser acusada de adulterio, viendo en el niño un testimonio vivo de su pasión, decidió desacerse de él entregándolo al cuidado de las Ninfas del monte Ida que lo criaron y educaron.

Cuando creció abandonó a las Ninfas dispuesto a recorrer la tierra, Hermafrodito era tan bello como su divina madre, aunque él no sentía el ardor amoroso de ella, por lo que ante los encantos femeninos bajaba los ojos.

Un día al pasar por un lago y ante el calor que hacía decidió darse un baño, por lo cual se desnudó y se zambullo en las cristalinas aguas.

En esto la Ninfa del lago que no era otra que Salmacis que lo estaba comtemplando, ante la visión de aquel hermoso cuerpo no pudo resistir la pasión, desnudándose, se deslizó en el agua con la intención de (bueno, ya sabéis) conquistar a aquél joven.

Más Hermafrodito se resistía, pues, no deseaba aventuras amorosas, desesperada de no conseguir lo que tanto ansiaba, Salmacis se agarró fuertemente a él, diciéndole:

-¡Te debates en vano, hombre cruel!

Pero Hermafrodito, obstinado, se negaba a satisfacer la pasión de Salmacis, por lo que esta arrastrándolo hacia el fondo del lago le suplicó a los dioses:

- ¡Dioses! ¡Haced que nada pueda separarnos!.

Los dioses escucharon su suplica y los dos cuerpos se fundieron para siempre.

La escultura representa a Hermafrodita durmiendo y está en el Museo de Louvre, datada en el siglo II después de Cristo, fue descubierta en Roma en las termas de Diocleciano y se cree que es una copia de un original griego, el colchón sobre el que descansa Hermafrodita fue esculpido por Bernini en 1619.

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