viernes, 10 de agosto de 2012

Teatro


Se levanta el telón

Escena 1ª.

Una joven está sentada sobre el florero.

Mientras retira su piel con delicadeza la artista se disculpa:

-No debemos tener sexo los jueves.

Al admirador que lleva los ratones no le importa en absoluto.

Al que está pintado de negro, sí.

Escena 2ª

-Esto es el amor -dice la joven mientras cruza las piernas sobre el brazo del sofá.

El maniquí que está de frente, maniobra un revolver y dispara a un escarabajo.

-La moda ha muerto -sentencia con gravedad.

Ella se desnuda y se queda dormida con los ojos abiertos. La blusa de paño, mientras tanto, atrapa al bicho en el aire.

Aterrado, el maniquí se desarma.

Cuando la joven abre la boca, se escucha un zumbido y la blusa se va volando.

Escena 3ª

Un hombre entra en la sala.

-Señor, deseo la mano de su hija.

La corta y la envuelve en el mantel de la cocina. Luego sale de la casa y salta con un pie.

Adentro, la hija abraza al padre, le da un beso en la frente y el señor la golpea.

Afuera, el hombre se acerca al basurero y se deshace de la mano y el mantel.

La madre, que lo ha escuchado y visto todo, decide llamar a la vecina y contarle que esa noche cenaran menestra.

La prometida, cuando nadie la ve, sonríe llena de satisfacción.

Escena 4ª

-Ayudame con las cosas del mercado -dice una madre de ojos lilas.

La niña, que esta jugando a los trabalenguas, coge un berrinche espantoso y se sienta en el piso con las piernas sobre los hombros.

Su mascota, un perro que por la boca deja escapar mariposas, mea una ráfagas de fuego en la rueda del automovil.

Para el padre aquello es insoportable, así que no le queda otro remedio que llevarse a la niña y al perro colgados de la hebilla del cinturón.

A la señora, le muerde los labios y le aprieta una nalga para que se quede tranquila.

Una vez que ha terminado de cargar las cosas se quita los zapatos y los pone a macerar en salsa de tomate.

Los pies los mete en el baúl para que estén listos para la primavera.

La niña y el perro se quedan castigados dentro del horno hasta la hora de la cena, momento en el cual están jugosos y tostados.

-Tiene seis años y aun no entiende -se lamenta el padre después de comer sacándose un trocito de berenjena de la oreja-, que la comida debe servirse caliente.

En ese momento, sin que él lo note, la señora bosteza y se le ve la campanilla.

Se corren las cortinas y de repente, no hay nadie sobre la tarima.

El técnico apaga las luces y pide que le pasen el bote de aceitunas.

El público se pone de pie y aplaude de espaldas.

De pronto, un hombre a quien nadie espera llora sobre sus manos, luego se inclina con cuidado y desaparece en la penumbra.

La sala en segundos queda vacía y en silencio.

Cae el telón.

No hay comentarios: