lunes, 20 de julio de 2009

La piedra del Destino

También llamada, la Almohada de Jacob, Lia-Fail, la Piedra de Scone, de la coronación, etc, es de arenisca amarilla, pesa unas 310 libras (152 kilos) y tiene una cruz latina grabada recientemente, además de unas marcas esculpidas con cincel en una cara.

En su parte superior hay una ancha grieta, originada sin duda por el método usado para transportarla y que consistía en unas varas de madera que pasaban por los anillos de hierro que sobresalen de cada extremo de la roca.

Lo más probable es que se trate del antiguo sitial de coronación de los Dalriadas, originalmente instalado en Dunadd, traído a Antrim primero, luego a Argyll y finalmente a Scone, en el norte de Perth, su ubicación definitiva durante al menos cuatro siglos.

La piedra sigue siendo el símbolo escocés más importante de todos los tiempos y existe una profecía que la acompaña.

"A menos que los viejos videntes finjan y los ingeniosos magos sean ciegos, los Escoceses han de reinar en donde esta piedra ellos han de encontrar".

Aunque su origen se ha perdido, las tradiciones de Irlanda aluden a la llegada a sus tierras de un monje llamado Eremhon y de un personaje llamado Breagh, al frente de una expedición que transportaba la Piedra, la cual fue bautizada con el nombre de Lia-Fail (Piedra que habla).

Desde entonces, los reyes irlandeses fueron coronados sobre la mágica roca en la colina de Tara.

Otra leyenda sostiene que esta roca fue traída a Escocia por la hija de un Faraón egipcio, llamada Scota o Scotia, a través de España e Irlanda.

Y otra distinta afirma que se trataría del altar empleado por San Columba, apóstol de los pictos, durante su tarea de evangelización.

En 1292 John Balliol se convirtió en el último rey escocés en usar la Piedra para su coronación.

Fue robada por Edward I de Inglaterra en 1296 quien la colocó en la Abadía de Westminster en Londres.

Durante mucho tiempo se creyó que Edward se llevó la tapa del pozo ciego del Palacio de Scone en vez de la piedra original.

En navidad de 1950, 4 estudiantes robaron la piedra y la depositaron en la Abadía de Arbroath, Escocia, dejando una mera copia en Westminster; la piedra robada fue recuperada 4 meses después.

La Piedra permaneció en la Abadía de Westminster durante 700 años como parte del trono de Edward el Confesor, sobre el cual todos los nuevos soberanos se sentaban durante su coronación.

Una idea de la importancia que le dieron los reyes ingleses nos la da el echo de que cuando la Luftwaffe alemana bombardeó Londres durante la II Guerra Mundial, se estableció un plan de emergencia para asegurar la reliquia.

De su custodia se encargó un grupo secreto de diez hombres dirigidos por el Primer Ministro.

Ni siquiera las joyas de la Corona recibieron ese desvelo.

La última vez que se usó fue en la coronación de la Reina Elizabeth II en 1953.

El 30 de noviembre de 1996, Día de San Andrés, el gobierno británico llevó la Piedra a Edimburgo, devolviéndola al pueblo escocés.

Hoy se encuentra en el Castillo de Edimburgo junto a las Joyas de la Corona Escocesa.

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